· Contar con datos y herramientas digitales que permitan responder de una manera más ágil a los retos que enfrentamos
La transformación digital puede ayudar al ecosistema de salud a mejorar la forma en cómo se trabaja, con modelos más eficientes y efectivos de atención y dando acceso a quien hoy no lo tiene. Con la utilización de datos, inteligencia artificial y ciencia del comportamiento es posible hacer un diseño eficiente de intervenciones (clínicas y no clínicas), que permitan a los sistemas de salud atender a un mayor número de personas con mejores resultados y, en consecuencia, a menor costo.
· Tener personal con las herramientas necesarias para cumplir su labor
La pandemia ha sido el catalizador del futuro del trabajo, se introdujo la virtualidad, digitalización y el uso de información para la toma de decisiones. La adopción de herramientas para monitoreo remoto de pacientes, telemedicina e inteligencia artificial para el diagnóstico, demandan que los sistemas de salud provean a su fuerza laboral de una serie de capacidades y conocimientos nuevos (analítica de datos, experiencia del consumidor, uso de tecnología, entre otras), que les permita enfrentar con éxito esta nueva realidad.
En conclusión, la pandemia hizo más visibles los retos que los sistemas de salud tienen en la región y la necesidad de entrar en un proceso de transformación profundo. Requerimos sistemas de salud en los que colaboren diferentes jugadores, que se enfoquen en el paciente, que sean equitativos, confiables y que cuenten tanto con personal capacitado como con la infraestructura física y tecnológica requerida. Las presiones económicas, demográficas y sociales cada vez son mayores, por lo cual debemos buscar esquemas innovadores que sean efectivos y eficientes.