En su plan hacia el año próximo, Pemex establece que comenzará enero con un procesamiento promedio de 930,000 barriles, casi un 30% por encima de los últimos registros de la petrolera, y promediará alrededor de 900,000 barriles, dejando fuera la promesa de llevar a las refinerías a procesar un millón de unidades.
Pese a los bajos resultados, la capacidad de utilización de los complejos sí ha aumentado durante la administración morenista. En 2018, el último año del sexenio priista, las refinerías se utilizaron al 38% de su capacidad, mientras que en los primeros días de diciembre este porcentaje ha sido del 46%. Todavía, sin embargo, está muy por debajo del 75% que prometió el presidente para 2019.
Pese a los esfuerzos federales y las prioridades presidenciales, 2021 ha sido un año complicado para las refinerías de la estatal.
El complejo de Tula, uno de los dos más importantes en conjunto con Salina Cruz, ha registrado problemas de bloqueos a las vías de transporte que son utilizadas para desalojar sus productos. El personal de la refinería no pudo mover todo el combustóleo que se produce en ella, lo que obligó a bajar el procesamiento del activo.
Tula, que tiene una capacidad de 315,000 barriles diarios, operó en octubre a un promedio de 60,000. Aunque las últimas cifras de la petrolera ya sugieren una estabilización en el complejo.
En junio de este año, la refinería de Ciudad Madero, Tamaulipas, interrumpió sus procesos durante un mes debido a una explosión, que también la llevó a registrar bajos procesos en julio y agosto.
El complejo de Salina Cruz, en Oaxaca, también paró sus operaciones durante dos semanas por una falla eléctrica. Generalmente, en esta refinería suelen bajarse los niveles de producción si no se logra desalojar todo el combustóleo que produce.
En general, las refinerías de la petrolera padecen de tres principales problemas: los mantenimientos no programados, resultantes de fallas; el exceso de combustóleo, que involucra una baja en la operación del complejo si éste no puede desalojarse, y la dependencia de productos de importación de alto octanaje, que son utilizados para producir gasolinas de mejor calidad.