La transición de 2G y 3G hacia 4G ha sido paulatina en México desde 2019, debido a que aún no existe un ecosistema y políticas públicas que tracen una ruta para que los usuarios puedan acceder a estas tecnologías. Ahora, con miras a la quinta generación, que ya empezó a desplegar AT&T, hay un alto riesgo de que la exclusión digital se acentúe en la población.
“Tenemos una gran parte del país, por temas económicos y orográficos, en donde se dificulta más apropiarse de nuevas tecnologías. Hay 2G todavía, la mayor parte [de la población] tiene 3G y ahora ya estamos hablando de 5G. Este tipo de transiciones desordenadas puede tener efectos en la trasformación digital de todo el país muy graves”, considera Michel Hernández Tafoya, director de Observatel, asociación civil que analiza la actualidad y evolución de las telecomunicaciones,
Los expertos explican que la lenta y desordenada transición de nuevas tecnologías en el país está asociada a cuatro factores. Uno de ellos es la disponibilidad de redes, es decir, adquirir y desplegar espectro, especialmente en zonas en donde aún no existe infraestructura, para migrar a nuevas tecnologías.
Además, hay una falta de dispositivos, ya que para muchos mexicanos un smartphone de última generación es poco asequible; faltan habilidades tecnológicas para que los usuarios puedan utilizar de manera eficiente los dispositivos y, por último, hace falta una política pública que garantice a la población el avance tecnológico.