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¿Vino o cerveza? El dilema que los mexicanos tendrán que resolver

El sector vitivinícola aumenta la producción e impulsa sus proyectos turísticos con un objetivo en mente: incrementar el consumo de vino en México.
lun 07 marzo 2022 01:09 PM
(Personas brindando con copas de vino y tarros de cerveza)
El desafío del sector vitivinícola hacia el futuro es incrementar la producción para responder a la demanda local, que tiene un valor de mercado estimado en 2,468 millones de dólares.

Tiene una competencia dura. El vino no se encuentra entre las bebidas más demandadas por los mexicanos, pero quiere acortar las distancias. En los últimos cinco años, su consumo en el país aumentó de 450 mililitros a 1.2 litros por persona al año, de acuerdo con datos del Consejo Mexicano Vitivinícola (CMV). Pero la cifra está lejos de otros productores de la región, como Chile, donde el consumo se eleva a 14 litros anuales por persona. Y más alejado aún del de cerveza: cada mexicano consume alrededor de 68 litros al año, según Cerveceros de México.

Con este espacio para crecer y llenar más copas, el desafío hacia el futuro es incrementar la producción para responder a la demanda local, que tiene un valor de mercado estimado en 2,468 millones de dólares. La industria en México es joven, pero ya quiere madurar.

Hans Backhoff, presidente del CMV y CEO de Monte Xanic, comenta que en los últimos 15 años la demanda de caldos nacionales ha crecido a doble dígito, aunque la producción actual no ha respondido a este incremento. De ahí que, en el mediano plazo, el primer paso sea duplicar las hectáreas de vid, para que pasen de 7,000 a 14,000 y, con ello, crecer la participación del producto nacional del 30 al 50% del mercado.

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“Hay una evolución natural de la cultura del vino y hay países que tienen tradiciones muy largas. México no tiene esta evolución, pero la estamos creando. Cada quien pone un granito de arena, y esto nos va llevando a hacer mejores vinos, a producir a mayor escala, con menores precios y mayor eficiencia”, afirma Backhoff.

En el país hay 14 estados productores de uva, en los que se ubican cerca de 400 bodegas que producen 2.5 millones de cajas de vino por año. El objetivo es que, conforme aumenten la demanda y la producción, también se eleve el número de productores con miras a la consolidación del sector.

Crecer con el turismo

Otra de las grandes apuestas es el enoturismo: ofrecer experiencias que permitan a los viajeros conocer las regiones, las bodegas y la producción de las etiquetas. En México existen seis rutas del vino, dos de ellas en Baja California, a las que se suman las de Coahuila, Aguascalientes, Querétaro y Guanajuato, mientras se afinan las de otros estados productores, como Chihuahua, en donde algunas bodegas tienen ya sus puertas abiertas al público. Este brazo de la industria, que representa hasta un 25% de los ingresos para algunas bodegas, fue muy golpeado por la pandemia.

Paz Austin, directora general del CMV, comenta que el organismo trabaja ahora en la reactivación de eventos como las vendimias, fiestas que se celebran entre julio y agosto. Incluso se planea una en la Ciudad de México para el primer semestre del año. Los productores, además, piensan enlazar las rutas del vino, como ocurre en la región del Bajío.

“El enoturismo es clave en varias regiones, donde es muy fuerte la derrama económica de esta actividad. Pensamos que tiene que ir de la mano con la producción de vino: una bodega sin enoturismo no puede existir. Los consumidores están buscando conocer nuevos lugares y debemos estar listos”, dice Elías Torres, presidente de la Asociación Uva y Vino de Guanajuato.

Los cambios que vienen

Con una industria que pretende consolidarse, las bodegas también impulsan medidas que les permitan competir en precio en las tiendas frente a otros países. Por ejemplo, buscan la reducción de la carga impositiva para los productores. En Baja California, el año pasado, el gobierno local condonó el pago del gravamen de 4.5% al vino, correspondiente al Impuesto Estatal a la Venta Final de Bebidas con Contenido Alcohólico.

A esto se suma la propuesta para la actualización del esquema de pago del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), para que este no se calcule por el precio final del producto, sino por el grado de alcohol que contiene cada bebida embotellada, una medida que aplicaría para todas las bebidas artesanales.

Jorge Luis Ornelas, director de la bodega Pasado Meridiano y presidente del Sistema Producto Vid de Chihuahua, dice que los impuestos elevan el precio final del vino y dificulta la competencia con los importados, que llegan al mercado con un precio más bajo debido a los apoyos para la exportación en sus países. “Lo ideal sería que el IEPS desapareciera, es la única manera de competir. Debemos tomarlo como si fuera un alimento en lugar de una bebida con alcohol. Gravarlo por los grados de alcohol nos ayudaría mucho, pero lo ideal sería que consideren el vino como un alimento”, apunta.

El CMV también promueve la creación de una norma oficial mexicana (NOM) para el sector, pues ahora se apega a las reglas que aplican para todas las bebidas alcohólicas que se producen y venden en el país. “Queremos una NOM que lo simplifique todo y que nos lleve a regular la parte comercial, la de etiquetado, la parte técnica y, con ello, empezar a formar un bloque que proteja y promueva el vino mexicano como tal”, afirma Backhoff.

La industria no se detiene, y hay varias bodegas que impulsan el sector a base de hacer equipo y ganar medallas por la calidad de sus vinos a nivel internacional. Todo con un objetivo: que los vinos mexicanos tengan su lugar en las mesas del país y del mundo.

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