Los directivos no compartieron sobre más detalles la modernización de las diversas áreas, desde las bodegas hasta los viñedos, pero en materia de sustentabilidad remarcan que darán tratamiento a aguas residuales, además de contar con un sistema para captar agua de lluvia y también la reforestación de tierras, a fin de hacer de Parras un lugar que atraiga a un mayor número de turistas, a lo que se suma la creación de represas para aprovechar el agua en esta zona semidesértica.
Esta tendencia de sustentabilidad va a ir tomando fuerza en la cadena de producción de la empresa, que ya tiene entre sus etiquetas un vino elaborado a partir de uvas orgánicas, una tendencia que va creciendo en la industria. Daniel Milmo comenta que si bien este tipo de producciones sufren menos un impacto inflacionario, debido a que no requieren fertilizantes; por ahora la mayor parte de su viñedo tiene un tratamiento convencional, que enfrenta, por ejemplo, el alto costo de los químicos antiplagas.
Inflación golpea costos de producción del vino
El alza en los precios de los fertilizantes no es el único incremento que enfrenta la bodega enfrenta. Los directivos cuentan que otros insumos que se han encarecido a partir de la inflación son el vidrio, el papel, las cajas de cartón, los corchos, a lo que se suma la disponibilidad para importar insumos, lo que ha generado un alza en los costos de producción, y desde la pandemia, hasta marzo de este año aplicaron un alza a sus productos para los consumidores finales.
“Todo el año de pandemia no reflejamos ningún incremento, hicimos un incremento en marzo por debajo de la inflación interna de nuestra necesidad de materia prima. Estamos amortiguando nuestro margen. Hay insumos subieron de costo 20%, los que menos 7% y nosotros absorbimos la mayoría de esto y reflejamos un aumento de precios en línea con la inflación, alrededor del 7%”, explica Daniel Milmo.
Casa Madero recupera los niveles de venta prepandemia
Casa Madero, que entre sus etiquetas tiene la 3V, ya logró superar la pandemia. La empresa, que tuvo una caída de 15% en sus ventas de 2020, el año del confinamiento, ya superó los niveles de 2019, debido a la reapertura de restaurantes y hoteles, en donde se realizan el 70% de sus ventas.
Y aunque la demanda de vino crece, y las etiquetas de la bodega están “sobrevendidas”, de acuerdo con Brandon Milmo, por ahora la empresa no planea elevar la capacidad productiva de sus 400 hectáreas de viñedos, que producen 200,000 cajas de vino al año. Aunque el ojo está en el turismo.
“La afluencia de turistas se va recuperando. Hubo interés por la gente cuando estaba en el confinamiento, querían visitar un espacio abierto por el tema de la pandemia. Recibimos grupos de 40 personas y nos fuimos a grupos más pequeños, y con reservas en línea. Estamos ofreciendo un mejor servicio, y aunque el 98% de los visitantes son nacionales, cada vez hay más interés de turistas internacionales”, dice Daniel Milmo.
En el país hay 14 estados productores de uva, en los que se ubican cerca de 400 bodegas que producen 2.5 millones de cajas de vino por año. En tanto, en los últimos cinco años, su consumo en el país aumentó de 450 mililitros a 1.2 litros por persona al año, de acuerdo con datos del Consejo Mexicano Vitivinícola (CMV).
El costo impositivo
Para productores de bebidas alcohólicas artesanales, el Impuesto Especial sobre Productos y Servicios (IEPS) es una barrera competitiva para los productos mexicanos frente a otros que llegan del extranjero, dado que elevan el precio para los consumidores finales, es por ello que existen propuestas que buscan que el impuesto se pague en relación al contenido de alcohol, y no como un impuesto generalizado.
“El IEPS aplica a todos los vinos, nos pone un piso parejo a todos los vinos mexicanos, el hecho es que nos pone en desventaja frente al consumidor en general, porque lo hace más caro, y en ese sentido no hay mucho que hacer Las iniciativas que proponen que tase de una forma diferente es algo favorable de alguna forma”, dice Brandon Milmo.