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"Debemos destruir el mito de que Europa no puede sin los combustibles rusos"

Ucrania acusa al gobierno ruso de implantar un mito respecto a que es imposible que Europa se deshaga de las importaciones de energéticos para favorecer su posición en el continente.
lun 04 abril 2022 12:03 PM
Yaroslav Demchenkov
Yaroslav Demchenkov, viceministro de energía y protección ambiental de Ucrania, se ha convertido en el principal negociador de Ucrania en cuanto a temas energéticos con Europa.

BERLÍN, Alemania.- Europa podría estarse enfrentando al término de lo que ha sido por mucho tiempo una de sus relaciones comerciales más beneficiosas. El viejo continente está lidiando con su dependencia a los combustibles rusos y con un sistema eléctrico que, pese al discurso que pone en el centro a las renovables, aún depende en su mayoría de fuentes fósiles.

Los países han dado pequeños pasos para reducir sus compras de combustibles desde Rusia, pero el gobierno de Ucrania dice que los europeos aún no han hecho lo suficiente y acusa al gobierno de Vladimir Putin de instaurar un discurso para hacer creer que la estabilidad de Europa depende de las fuentes fósiles rusas y que eso, en consecuencia, ha creado inestabilidad en los mercados y ha ayudado a financiar las actividades del ejército ruso. “Es necesario terminar con el mito de que Europa no sobreviviría sin los energéticos rusos”, dijo Yaroslav Demchenkov, viceministro de energía y protección ambiental de Ucrania, durante su participación en el foro internacional Diálogo de Transición Energética de Berlín. Alrededor del 30% del presupuesto ruso proviene de sus ventas al exterior de gas y crudo.

Europa ha basado por mucho tiempo su crecimiento industrial y económico en la compra de combustibles fósiles rusos. La región que goza de gran estabilidad económica tiene pocos recursos fósiles. Algunos países, como Noruega –que no forma parte de la Unión Europea– son productores de gas y petróleo, pero la mayoría depende de las importaciones. El continente en general compra alrededor del 40% del gas de Rusia y cerca del 30% del petróleo. Aunque, para algunas naciones como Alemania e Italia, el primer número supera incluso el 50%.

Demchenkov se ha convertido en la cabeza de Ucrania en cuanto a las negociaciones de índole energético con Europa y con organizaciones como la Agencia Internacional de Energía. El viceministro sabe que cortar las compras europeas a Rusia es una petición irreal, pero ha pedido a los países desmitificar su relación comercial para poder dar pasos en firme. “Europa está jugando un papel importante en el juego de Rusia y está encajando en su estrategia muy escénica y agresiva”, dijo. “El pánico actual se basa en el mito de que Europa no tiene futuro sin las fuentes de energía rusas”, añadió.

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Ese pánico del que habla Demchenkov ha dejado como un primer saldo un aumento exponencial en el precio de los combustibles. El nerviosismo sobre un posible cese en el flujo de gas desde Rusia aún continúa y ha hecho que la cotización de los principales energéticos suba de manera exponencial con grandes efectos en la economía mundial.

Canadá, Estados Unidos e Inglaterra anunciaron desde hace semanas el término de las compras de energéticos rusos, pero el viejo continente no puede hacer lo mismo. Demchenkov lo sabe, pero dice que los gobiernos deben de demostrar ante Rusia “posiciones realmente activas”. El viceministro ha pedido a Europa terminar con las importaciones de gas natural licuado, que, asegura, solo representa el 9% del consumo total del continente. Los gobiernos europeos ya han comenzado negociaciones para comprar este combustible de naciones como Estados Unidos, pero no han anunciado ningún cese a las compras desde Rusia. “Eso daría una señal poderosa a los rusos y a los mercados y tendríamos un efecto ético muy significativo en la sociedad”, ha mencionado. “Estamos esperando que nuestros compañeros europeos paren el uso de combustibles rusos”.

“Nosotros vemos mensajes en cualquier lugar respecto a que es complicado para nosotros no usar la energía rusa, pero vemos muchas oportunidades”, ha dicho Demchenkov. El viceministro ha propuesto aumentar la capacidad de almacenamiento de gas y petróleo en Ucrania, para que el país se convierta en uno de los principales puntos de suministro del continente.

La apuesta por el gas natural pasa factura a la Unión Europea

Europa ya ha fijado una agenda, pero han sido realistas y han apostado a reducir las importaciones desde Rusia de manera paulatina, pero con la mirada puesta a su erradicación total en 2030, el mismo año en que tendrían que alcanzar la neutralidad en sus emisiones. El continente, que se ha situado como el mayor impulsor de las legislaciones para detener el cambio climático, eligió el gas natural como combustible de transición –como muchas otras economías, incluso la mexicana– y ahora esa decisión está siendo costosa. Muchos países han decidido apagar sus centrales nucleares y de carbón. Utilizarlas de nueva cuenta podría implicar un costo político y económico, que pocos de los gobiernos están dispuestos a atravesar.

El discurso del viceministro ruso ha ido a la yugular del gobierno ruso, a quien ha acusado de pagar a políticos y cabilderos para implantar la sensación de temor entre la comunidad europea. “(Rusia quiere hacer creer) que la transición verde es un callejón sin salida y que ahora deben aumentar su nivel de combustibles fósiles y especialmente del gas ruso”, ha mencionado. El tono de voz al hablar sobre las acciones de Europa ha sido un poco más tenue, pero sin dejar de repetir en varias ocasiones que la falta de acciones más duras y sanciones hacia el gobierno ruso ha dejado saldos incalculables entre la población que alguna vez fue parte de la Unión Soviética. “Cada hora le cuesta una fortuna a nuestro país, no solo por la infraestructura. Cada hora Putin está matando a nuestros civiles y a nuestra gente. Ustedes ven miles de refugiados en su país, miles más podrían estar aquí si no paran a Putin”.

El funcionario de Ucrania, uno de los más jóvenes del gabinete del presidente Volodímir Zelenski​, ha pedido también impedir que Rusia construya nueva infraestructura de energía nuclear fuera de su territorio y limitar la influencia del país en organismos internacionales como la Agencia Internacional de Energía Atómica. Rusia no es el principal productor de energía nuclear, pero a través de su corporación estatal Rosatom se sitúa como el principal exportador de este tipo de energía. De 2011 a 2022, Rusia ha construido 13 nuevas centrales nucleares, 10 de ellas están fuera de sus fronteras.

Demchenkov también ha puesto sobre la mesa dos propuestas polémicas: aumentar el uso de energía nuclear, algo que también ya ha sido propuesto por la Agencia Internacional de Energía –y que algunos gobiernos, como Francia, ya han optado– y priorizar la independencia energética de las naciones, incluso por encima de las metas de descarbonización.

Rusia no ha dicho que cortará los envíos de gas, pero ya ha limitado el mercado del combustible y ha hecho saber que no proporcionará a Europa cualquier monto por encima de las cantidades ya pactadas. Esto no resulta una pérdida para Rusia, toda vez que los precios de la molécula continúan al alza. Del lado europeo, los países se enfrentan al reto de almacenar todo el gas que le sea posible antes del próximo invierno e implantar medidas para el límite de consumo entre sus ciudadanos. Pero fuera de ello, no existen señales sobre sanciones más severas a la economía rusa, pese al discurso de solidaridad hacia Ucrania.

La invasión rusa a Ucrania ha hecho que se ponga de nuevo atención en algo que por momentos parece perderse de vista: Europa se permitió ser dependiente del gas y petróleo ruso, incluso de la energía eléctrica generada vía fuentes nucleares. Los gobernantes europeos en conjunto han dicho que han comenzado una corrección del rumbo, pero el camino será largo y la estrategia aún difusa.

“Tenemos que estar listos para vivir sin la energía rusa”, ha sentenciado Demchenkov.

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