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La Unión Europea mira hacia la energía nuclear en medio de los bloqueos a Rusia

El accidente de Fukushima hizo a algunos países anunciar un cierre progresivo de sus activos nucleares. Los plazos están próximos a llegar, posiblemente en el peor momento para Europa.
mié 16 marzo 2022 05:01 AM
La mayoría de las centrales nucleares se concentran en Francia.
La mayoría de las centrales nucleares se concentran en Francia.

Apenas en febrero pasado, antes de que la ocupación rusa a Ucrania se tornará más agresiva, el presidente francés Emmanuel Macrón anunció que el país europeo construiría hasta 14 reactores nucleares de nueva generación para la producción de energía. Francia, el mayor productor de energía nuclear en Europa, se había comprometido hace unos años a alejarse progresivamente de ese tipo de producción de electricidad.

El cambio de rumbo que hizo Francia respecto a la energía nuclear ha tomado mucho más sentido en los últimos días. La decisión del país en ese momento se explicó como una acción hacia recortar las emisiones de gases contaminantes. Pero ahora, con los bloqueos económicos a Rusia y la búsqueda de la Unión Europea por reducir su dependencia al gas ruso, un salto de vuelta a la generación nuclear parece un paso natural y una de las soluciones más inmediatas que podría tomar el occidente europeo.

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Europa importa alrededor del 40% del gas que consume desde Rusia. Un corte en el suministro ruso a medida que incrementan las sanciones económicas de occidente podría sumir al bloque en una grave crisis que ya está cobrando factura a todos sus consumidores de electricidad.

La Agencia Internacional de Energía (EIA, por sus siglas en inglés) ha propuesto un plan de 10 puntos para eliminar o reducir en un mediano plazo las compras de gas ruso. Una de las medidas medulares es maximizar la generación a partir de las centrales que generan pocas emisiones, principalmente la bioenergía y la generación nuclear.

“El progreso hacia las ambiciones netas cero en Europa reducirá el uso del gas y las importaciones con el tiempo, pero la crisis actual plantea cuestiones específicas sobre las importaciones procedentes de Rusia y lo que los responsables políticos y los consumidores pueden hacer para reducirlas”, dice la EIA en un documento publicado hace unos días.

Las centrales nucleares son la mayor fuente de energía de bajas emisiones y el 25% de la generación total de la Unión Europea. Pero el plan de occidente era despegarse poco a poco de estas centrales, que han sido históricamente un motivo de disputa ideológica y para lo cual Europa no ha llegado a un consenso.

Tras el accidente de Fukushima en Japón en 2011, Alemania anunció que abandonaría todos sus reactores nucleares. Diez años después del anuncio que tuvo repercusiones en toda Europa, el país –que es el que más depende del gas ruso– ya ha apagado casi todas sus plantas nucleares.

El resto de Europa tiene planes similares. Para este año está planeado el cierre de cuatro reactores nucleares y otro más en 2023. Los cierres programados podrían venir en el momento en que Europa más los necesita.

Francia ya ha anunciado que incrementará su capacidad nuclear. Inglaterra también reemplazará algunas viejas centrales. Países Bajos y Polonia también parecen seguir una tendencia de vuelta al uso de los reactores nucleares, mientras Bélgica y España no tienen grandes planes para incrementar su generación nuclear, según un reporte de Bloomberg.

Algunas centrales que fueron desconectadas para su mantenimiento durante el año pasado podrían volver a funcionar durante los siguientes meses.

En medio de la crisis energética en que está sumido el occidente europeo, Finlandia echó a andar hace unos días un nuevo reactor nuclear, que levantó polémica entre su población. La central Olkiluoto 3, la primera en inaugurarse en los últimos 15 años, le ayudará a reducir sus necesidades de importaciones rusas, al entregar electricidad a su red nacional, con lo que intenta reducir los altos precios que ha registrado en las últimas semanas.

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El resto de las medidas

El plan de la EIA pretende que la Unión Europea disminuya hasta en un tercio las importaciones rusas de gas en tan solo un año. El organismo suma en el documento algunos otros puntos controversiales, como el no realizar ningún nuevo contrato para suministro de gas desde Rusia.

A finales del año, un contrato entre el occidente europeo y el gigante Gazprom –una empresa estatal rusa– expirará este año. Este contrato, dice la EIA, equivale al 12% del total de gas que la Unión Europea le compra a la compañía. El organismo propone que este no sea firmado de nueva cuenta, aunque la mayoría de los acuerdos de compra de gas con Rusia tienen como vencimiento el final de la década.

“Esto proporciona a la UE una clara oportunidad a corto plazo para diversificar sus suministros de gas y contratos hacia otras fuentes, aprovechando las opciones para las importaciones proporcionadas por su gran infraestructura de gas natural licuado y gasoductos”, dice el documento.

Algunos análisis ya apuntan a Estados Unidos como el próximo gran vendedor de gas al mercado europeo. Por ubicación, la infraestructura es complicada, pero la crisis energética abre la puerta al intercambio comercial entre los dos países a través de la venta del hidrocarburo mediante buques. La EIA prevé un aumento de las importaciones desde algunos otros países, como Azerbaiyán y Noruega.

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