Europa importa alrededor del 40% del gas que consume desde Rusia. Un corte en el suministro ruso a medida que incrementan las sanciones económicas de occidente podría sumir al bloque en una grave crisis que ya está cobrando factura a todos sus consumidores de electricidad.
La Agencia Internacional de Energía (EIA, por sus siglas en inglés) ha propuesto un plan de 10 puntos para eliminar o reducir en un mediano plazo las compras de gas ruso. Una de las medidas medulares es maximizar la generación a partir de las centrales que generan pocas emisiones, principalmente la bioenergía y la generación nuclear.
“El progreso hacia las ambiciones netas cero en Europa reducirá el uso del gas y las importaciones con el tiempo, pero la crisis actual plantea cuestiones específicas sobre las importaciones procedentes de Rusia y lo que los responsables políticos y los consumidores pueden hacer para reducirlas”, dice la EIA en un documento publicado hace unos días.
Las centrales nucleares son la mayor fuente de energía de bajas emisiones y el 25% de la generación total de la Unión Europea. Pero el plan de occidente era despegarse poco a poco de estas centrales, que han sido históricamente un motivo de disputa ideológica y para lo cual Europa no ha llegado a un consenso.
Tras el accidente de Fukushima en Japón en 2011, Alemania anunció que abandonaría todos sus reactores nucleares. Diez años después del anuncio que tuvo repercusiones en toda Europa, el país –que es el que más depende del gas ruso– ya ha apagado casi todas sus plantas nucleares.
El resto de Europa tiene planes similares. Para este año está planeado el cierre de cuatro reactores nucleares y otro más en 2023. Los cierres programados podrían venir en el momento en que Europa más los necesita.
Francia ya ha anunciado que incrementará su capacidad nuclear. Inglaterra también reemplazará algunas viejas centrales. Países Bajos y Polonia también parecen seguir una tendencia de vuelta al uso de los reactores nucleares, mientras Bélgica y España no tienen grandes planes para incrementar su generación nuclear, según un reporte de Bloomberg.
Algunas centrales que fueron desconectadas para su mantenimiento durante el año pasado podrían volver a funcionar durante los siguientes meses.
En medio de la crisis energética en que está sumido el occidente europeo, Finlandia echó a andar hace unos días un nuevo reactor nuclear, que levantó polémica entre su población. La central Olkiluoto 3, la primera en inaugurarse en los últimos 15 años, le ayudará a reducir sus necesidades de importaciones rusas, al entregar electricidad a su red nacional, con lo que intenta reducir los altos precios que ha registrado en las últimas semanas.