Las personas empezarán a usar autos eléctricos antes de lo que piensan. Quizá la próxima vez que alguien pida un taxi a través de una aplicación, un Tesla o un Jac eléctrico llegará a la puerta de su casa. También es muy probable que cuando alquile un vehículo en el aeropuerto le ofrezcan un pequeño y práctico citycar con 300 kilómetros de autonomía. O que la próxima vez que use el transporte público aborde un autobús eléctrico.
Los fabricantes de vehículos están tratando de acelerar la adopción de sus modelos eléctricos vendiéndolos a empresas de servicio de transporte, desde aplicaciones hasta empresas de renta de autos, que ahora mismo están más dispuestas a lidiar con la llamada ansiedad de rango –el miedo de quedarse sin batería–, la principal barrera para que un automovilista adquiera un vehículo eléctrico.
“Creo que el mercado del transporte público puede ser el primero en cambiar completamente a cero emisiones, incluso antes que el de uso privado”, dice Gerardo Gómez, director general de J.D. Power en México.
Para Guido Vildozo, analista de IHS Markit especializado en el sector automotriz, este fenómeno se debe a que "es relativamente menos complejo electrificar el transporte público o los servicios de transporte privado, porque las rutas ya están preestablecidas y puedes tener mayor control respecto a la autonomía y los tiempos de recarga de las unidades”.
En México, la marca china Jac ha vendido decenas de sus modelos enchufables a la aplicación de servicios de transporte Beat y a la empresa de arrendamiento de vehículos Budget Rent-A-Car.