El anuncio de la construcción de un nuevo aeropuerto en la base militar de Santa Lucía fue acompañado de otro cambio quizá menos conocido, pero igual de importante: la reconfiguración del espacio aéreo mexicano. Con la implementación de procedimientos de navegación basados en performance (o PBN, por su sigla en inglés), el gobierno buscaba la convivencia del nuevo Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) con el de la Ciudad de México (AICM) y el de Toluca (AIT); sin embargo, algunos incidentes recientes ponen en la mira esta decisión.
La navegación PBN también es conocida por ser más precisa mediante el uso de procedimientos satelitales, con lo que las autoridades buscaban incrementar la seguridad de los vuelos, además de reducir el consumo de combustible y, con ello, mitigar su impacto ambiental.
Sin embargo, recientemente hubo dos llamados de atención como parte del nuevo espacio aéreo, implementado desde 2020: una advertencia de la Federación Internacional de Asociaciones de Pilotos de Líneas Aéreas (IFALPA, por su sigla en inglés) sobre el riesgo de la entrada de operaciones del AIFA para las operaciones en la Zona Metropolitana del Valle de México; y un incidente de aproximación en el que estuvieron involucrados dos vuelos de Volaris, que incluso derivó en la renuncia de Víctor Hernández, director de Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (Seneam).