Autos más caros y ¿menos tecnológicos?
La irrupciones que el conflicto armado ha ocasionado en la cadena de suministro global ha obligado a los fabricantes de vehículos a flexibilizar sus líneas de producción y a cambiar algunos equipamientos de serie en los vehículos.
Volvo, por ejemplo, ha eliminado momentáneamente el cargador inalámbrico en algunos de sus modelos, igual que BMW.
General Motors también ha quitado "algunas características y opciones estándar" en algunos de sus vehículos, debido debido a la escasez mundial de suministro de semiconductores. El fabricante estadounidense pide a los clientes en un comunicado que habla sobre algunos lanzamientos recientes, consultar con su distribuidor Chevrolet local las especificaciones del vehículo antes de la compra.
Tanto las armadoras como sus proveedores están diversificando los medios de transporte para mover autos, componentes y refacciones, al tiempo que desarrollan nuevos sistemas de monitoreo de la cadena de suministro en tiempo real.
Pero todos estos ajustes han elevado los costos operativos, y de prácticamente todos los fabricantes de componentes. Jabil, por ejemplo, antes pagaba 2,500 dólares por transportar un contenedor lleno de arneses de China al puerto de Manzanillo, y ahora paga 9,800 dólares. Antes pagaba alrededor de 1.50 a 2.50 dólares por kilo en carga aérea, ahora paga 5.7 dólares.
Estos sobrecostos de entre 300% y 400% han encarecido los componentes y, en consecuencia, los autos. “Todos estos costos, no solo de los componentes sino de la cadena, en parte han sido absorbidos por la industria y en parte trasladados al usuario final. Un auto que costaba 200,000 pesos ahorita no baja de 300,000 pesos”, dice Morales.
Aún no hay luz al final del túnel
Mientras las armadoras y sus proveedores tratan de lidiar con las alzas en los precios de las materias primas y el transporte, impulsadas por las preocupaciones respecto a las restricciones en los suministros provenientes de Ucrania y Rusia -otro importante productor de metales como el níquel y el paladio que se utilizan en la producción de automóviles-, las alarmas se encienden en los mercados que se abastecen de modelos de manufactura europea, México entre ellos.
“Volkswagen es una marca global y como tal no somos inmunes al entorno. Y, efectivamente, estas variables, que son ajenas a nosotros, impactan el negocio y la forma en que este se desarrolla”, dijo en abril Edgar Estrada, director de Volkswagen en México.
S&P prevé que, debido a la guerra, la producción de automóviles en Europa experimente la mayor interrupción desde los confinamientos de 2020. La firma de análisis recortó en 1.7 millones de unidades su pronóstico para Europa, entre la pérdida de demanda en Rusia y Ucrania debido al conflicto armado, y la escasez de piezas relacionadas con chips y arneses de cableado.
A 100 días de la invasión rusa en Ucrania, los fabricantes de automóviles están lejos de ver la luz al final del túnel. El conflicto geopolítico en Europa del este se suma a los nuevos confinamientos en China para crear una tormenta perfecta: un recrudecimiento en la escasez de chips, tarjetas y arneses en medio de un boom en la demanda de estos componentes para mantener la conectividad a nivel global.
“No solo la industria automotriz está demandando más chips para un auto, sino que en prácticamente todas las industrias se ha incrementado la demanda de chips”, dice Morales. Jabil, por ejemplo, que abastece de componentes electrónicos a la industria automotriz, a los fabricantes de dispositivos médicos y a las empresas de telecomunicaciones, ha tenido un incremento generalizado en componentes electrónicos en todas estas industrias. “Antes veías un medidor de luz analógico y ahora ya también son digitales”, dice.