La pandemia colocó a la conectividad como elemental para los consumidores al permitirles continuar con sus actividades laborales, educativas y de entretenimiento. Sin embargo, en el segmento móvil los usuarios moderaron su gasto ante la incertidumbre económica, el home office y la inflación, lo que se traduce en malas noticias para segmentos como el de los planes de pospago.
Aunque tanto el formato de prepago como el de pospago se han visto afectados por el entorno actual, lo han hecho en distintas medidas. De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH), en 2019 los usuarios que contaban con un plan de pospago pagaban en promedio 483.5 pesos mensuales, un índice que para 2021 bajó a 420.2 pesos al mes, lo que se traduce en una disminución de 13% en su gasto en esta modalidad.
En tanto, para las líneas de prepago la tendencia también fue a la baja, pues los consumidores pasaron de recargar un promedio de 152.2 pesos en 2019 a una media de 148.2 pesos en 2021, una caída de 2.6%.
Para Ramiro Tovar, analista de telecomunicaciones, un escenario de elevada inflación y con tendencia al alza aumenta las probabilidades de que, al momento de escatimar en gastos, los servicios de conectividad sean los primeros en disminuir, especialmente los de telefonía móvil.