Alternancia sindical, un efecto colateral
Para Pablo Franco, presidente y secretario de trabajo y asuntos internacionales de la Unión de Juristas de México, este proceso está abriendo la puerta a los sindicatos independientes, que históricamente han estado más dispuestos a negociar mejores condiciones de trabajo que los grandes gremios como la CTM.
Por ejemplo, los trabajadores de las plantas de Nissan, en Cuernavaca, y de Volkswagen y Audi en Puebla, afiliados a sindicatos independientes, perciben rangos salariales que van de los 275 a los 800 pesos diarios. En contraste, en otras plantas armadoras afiliadas a la CTM, el rango salarial va de los 184 a los 679 pesos, según datos de los contratos colectivos de 2021.
El nuevo proceso de legitimación de los contratos colectivos está favoreciendo la alternancia sindical en nuevas plantas del sector automotriz. Luego de una votación que estuvo en la mira de México, Canadá y Estados Unidos durante cuatro meses, los trabajadores de la planta de Silao de General Motors concluyeron su relación con la CTM y decidieron afiliarse a un nuevo sindicato independiente, que en abril logró un incremento salarial de 8.5%.
Una situación similar ocurrió en la planta de Reynosa de Panasonic Automotive Systems, cuyos trabajadores votaron este año para elegir a un sindicato independiente, que en junio negoció un incremento salarial de 9.5%, entre otros beneficios.
La alternancia sindical está cimbrando a la industria automotriz establecida en México, que en los últimos cinco años ha estado en la mira de los sindicatos y autoridades de Estados Unidos y Canadá, quienes en más de una ocasión han señalado a México de realizar dumping laboral para atraer inversiones.
Héctor de la Cueva, de CILAS, explica que esto ha ocurrido porque los sindicatos de la CTM, que también califica como “sindicatos de protección patronal”, en muchos casos negocian condiciones laborales que rozan el mínimo de la ley. “Normalmente negocian más en función de los intereses de la empresa que de los trabajadores”, asegura.
“Las empresas automotrices multinacionales, aprovechando las facilidades que les daba nuestro modelo laboral, se localizaron en nuestro país buscando condiciones de trabajo favorables para ellas y contrarios para los trabajadores. Es natural que se esté dando esta respuesta por parte de los trabajadores”, expresa Franco.
Hoy, el 87% de los sindicatos de las armadoras está dentro de la CTM, dice Willebaldo Gómez, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Apenas el 10% de las plantas del sector se encuentra en manos de sindicatos independientes, agrupados en la FESIAAAN, y el resto corresponde a sindicatos de empresas o blancos.
En México hay alrededor de 2,500 unidades económicas dedicadas a la producción de vehículos de autopartes, pero hasta ahora solo 583 han finalizado el proceso de legitimación de su contrato colectivo de trabajo.
Con información de Ivet Rodríguez