Un empresario afín al riesgo
El nombre completo es Wesley Edens y su compañía New Fortress Energy. Un viejo conocido de Wall Street, que comenzó su carrera en la extinta banca de inversión Lehman Brothers y un ex socio y ex directivo del fondo de inversión BlackRock. Edens goza de buena fama en el distrito financiero de Manhattan: fundó con dos socios Fortress Investment Group, un fondo de inversión de riesgo y de coberturas que sufrió grandes pérdidas tras la crisis financiera de 2008 y que fue vendido a la japonesa SoftBank en 2017.
Por unas semanas no se habló más del trato. Fue hasta la inauguración de la refinería Olmeca, en Tabasco, que Edens –un hombre rubio de 60 años– apareció de nuevo en el discurso, pero esta vez en el de los directores de las estatales, CFE y Pemex. Manuel Bartlett y Octavio Romero anunciaron la vuelta de las inversiones privadas a las compañías bajo el argumento de que éstas sumarán a la seguridad energética. No había muchas pistas de lo que sucedería, no se anunció ninguna licitación pública o una vuelta a las rondas petroleras. Wes Edens, como se le conoce, no era el único empresario con el que las estatales anunciaron inversiones, en el evento estuvieron también Guadalupe Phillips y François Poirier, la y el ceo de la constructora ICA y la canadiense TC Energy -antes TransCanada-, respectivamente. Pero Wesley, que combinó su vestimenta con la del gabinete presidencial, pasó al estrado en dos ocasiones, a diferencia de los otros empresarios, que solo lo hicieron una vez. Edens, que es nuevo en las asociaciones con las estatales mexicanas, a diferencia de las otras dos compañías, firmó dos cartas de intención con el gobierno mexicano: decidió asociarse con las dos empresas que más ruido han hecho en el sexenio, esas a las que funcionarios estadounidenses han acusado de ser favorecidas por el gobierno obradorista.
Edens no es para nada un novato en los negocios: ha incursionado en torres de telefonía, estaciones de esquí, en el sector hotelero y en el de los ferrocarriles. Su fama en Wall Street está relacionada en parte con su atracción por el riego, es el protagonista de una de las mayores ganancias financieras en la historia de capital privado, cuando en 2010 decidió hacerse de una participación en el prestamista de alto riesgo Springleaf Holdings. La operación parecía arriesgada, pues se hizo justo después de la crisis de 2008. Pero Edens hizo que una compra de 124 millones de dólares, pronto se convirtiera en una participación de 3,500 millones de dólares. La clave: confiar en los préstamos subprime, los que son considerados como los de más alto riesgo. El energético es quizá el sector en el que más nuevo es.
New Fortress Energy es el nuevo socio de Pemex para explotar Lakach, el primer proyecto de aguas profundas iniciado hace una década por la estatal mexicana, pero del cual no ha podido extraer un solo barril de hidrocarburo. Pemex puso a consulta, desde mediados de 2019, un contrato para reactivar el yacimiento que tiene grandes reservas de gas no asociado y una fracción de condensados –un hidrocarburo muy ligero y con gran valor en el mercado–, pero sus esfuerzos por conseguir un socio no habían sido recompensados.
“No fue una tarea sencilla para Pemex, las condiciones que pedían no eran atractivas para cualquier empresa”, dice un alto funcionario que ha solicitado anonimato. Pero ahora, Edens invertirá 1,500 millones de dólares en el yacimiento, una cantidad por encima de lo que el gobierno federal destinó durante dos sexenios al activo, sin obtener ni un solo barril. Las condiciones del contrato aún no son claras y los detalles se han mantenido reservados. Pero el plan de Edens, según sus reportes financieros, es invertir en el campo situado frente a las costas de Veracruz durante dos años, perforar siete pozos en alta mar, producir gas por los próximos 10 años y exportar la mayoría de lo que se obtenga en el yacimiento. “Se espera que el gas restante y los volúmenes de condensados asociados sean utilizados por Pemex en el mercado interno terrestre de México”, dice uno de los documentos.
La empresa propiedad de Edens no es un jugador experimentado en la explotación de hidrocarburos, pero, según Bloomberg, ya ha adquirido al menos tres plataformas jack-ups -utilizadas para buscar yacimientos de petróleo y gas en profundidades marinas de hasta 160 metros- y dos buques de perforación de aguas profundas. El negocio para la estadounidense parece viable: suma a sus intenciones de crecer su participación como exportador de gas natural licuado, pero la duda sobre la viabilidad queda del lado de Pemex. “Van a exportar gas natural licuado para un país que importa, me parece un poco incoherente con el discurso”, dice Andrés Armijos, director para Latinoamérica de la consultora Welligence. La compañía privada dice en su último estado financiero que la asociación no está del todo discutida y el gobierno federal no ha dado más detalles. Hace apenas unos días el regulador del mercado le aprobó un plan a la estatal Pemex para la explotación del campo, en donde poco se mencionó a la empresa de Edens. Como sea, la carta de intención fue firmada el 1 de julio pasado.
Con la eléctrica CFE, Edens ha comprometido más capital y más negocios: 2,200 millones de dólares como parte de lo que la administración de Manuel Bartlett ha denominado como una “alianza estratégica” que le permitirá ser un jugador en el mercado de exportación de gas. El acuerdo con la eléctrica consiste en extender el suministro de gas de New Fortress Energy a un par de centrales de CFE, la construcción de un centro de gas natural licuado en Altamira, Tamaulipas, haciendo uso de los ductos de la compañía mexicana -y en el que CFE tendrá el 15% de participación- y la venta de una central ubicada en La Paz, Baja California, propiedad de la estadounidense, a la estatal mexicana.
Ninguno de los proyectos era realmente esperado. Pemex dijo al inicio del sexenio que renunciaba a la explotación de hidrocarburos en aguas profundas porque se trataba de un negocio con altos márgenes de riesgo y del que hasta ahora no había logrado ninguna producción. La estatal CFE se había envuelto en una serie de litigios con compañías privadas y el clima de negocios, después de la presentación de una reforma constitucional que fue rechazada y una oleada de cambios en el sector, no parecía el idóneo para que una nueva compañía entrara al ruedo. Edens lo hizo. El periódico The Wall Street Journal describió a Edens, en un artículo de 2018, como un empresario con una afinidad por las apuestas contraintuitivas y en otro texto de 2015 como un inversor afín al riesgo. Con estos acuerdos, Edens parece seguir en la línea. “Lo que quiero hacer es ver las cosas por lo que son, no como lo ven las otras personas”, dijo en una ocasión al diario estadounidense. Edens no respondió a una solicitud de entrevista para este texto.
New Fortress Energy, la compañía que Edens fundó en 2014, comprometió con el gobierno mexicano una inversión superior a la que el mandatario mexicano había adelantado. Decidió apostar 3,700 millones de dólares en cuatro proyectos que tienen un común denominador: el gas natural, un hidrocarburo al que gobierno mexicano no le ha puesto mucha atención de manera histórica, los bajos precios que registraba la molécula antes de la pandemia hacían al negocio uno de muy pocos márgenes de ganancia. La apuesta de Edens podría parecer contraintuitiva de tomarse en cuenta el contexto político, pero tiene mucha lógica dentro del momento internacional, dicen los analistas. La molécula ha alcanzado precios récord en los últimos meses derivado de la guerra entre Rusia y Ucrania. La amenaza constante de un corte en el suministro de gas ruso -como lo que ya ha ocurrido- a territorio europeo -que depende completamente de éste- ha puesto de nervios a los mercados. Todos intentan asegurar su suministro y Edens ve en esto una oportunidad. Según Bloomberg News, New Fortress Energy pretende convertirse en un gran suministrador de gas natural licuado y basará su estrategia en dos pilares: permisos de vía rápida y barcos de perforación en aguas profundas. Los negocios con el gobierno mexicano parecen cumplir con esas especificaciones.
Una molécula relevante
El precio del gas es el componente más importante: las perspectivas de estos negocios han mejorado, y las altas cotizaciones han vuelto viables a proyectos que antes no lo eran o que no tenían el respaldo de fondos de inversión. “Estaremos suministrando el gas en el momento necesario”, dijo Edens en otra entrevista. Edens podría tener una parte de la solución para reemplazar el gas ruso en Europa, que necesitará acceder a gas natural licuado para asegurar su suministro. New Fortress Energy también posee algunas centrales eléctricas a base del combustible, dar este tipo de pasos en el mercado y ser un jugador en el negocio de exportación le harían proteger de paso su negocio.
La incursión de Edens en este negocio es reciente e incluso podría parecer accidentada. New Fortress Energy se fundó desde 2014, con la meta de “ser el proveedor más grande de energía libre de carbono”, según su propia descripción en su sitio web. Su negocio estaba en ayudar a sus clientes a transitar de combustóleos al gas natural y en el uso del hidrógeno verde como combustible. Pero Edens entró al negocio de natural licuado cuando, como parte de una de sus tantas inversiones, intentaba convertir un ferrocarril de carga para correr con gas y no con diésel. El empresario no encontró un proveedor y entonces construyó una unidad propia de producción y obtuvo un permiso de exportación. Decidió hacerlo él mismo. Ahora, la compañía, que se hizo pública en 2019, ya vende cargamentos de gas natural a algunas regiones, como Jamaica, y tiene la vista puesta en El Caribe, América Central y África.
México parece completar de cierta manera el rompecabezas. Hace unas semanas, la compañía anunció un joint venture con el fondo de capital privado Apollo para crear un negocio global de gas licuado, en una transacción valuada en 2,000 millones de dólares.
Las perspectivas del negocio son alentadoras, según los dos capitanes de las estatales mexicanas. Las declaraciones de Edens han sido muy en línea de una cooperación con el gobierno mexicano. New Fortress es nueva en aguas profundas, la estatal CFE lo es en el mercado de exportación de gas natural licuado. Pero Edens parece ser un hombre paciente y resistente al riesgo. Compró a los Milwaukee Bucks en 2014, cuando el equipo de la NBA tenía más de 40 años sin conseguir un título y gestionó la construcción de un estadio de más de 500 millones de dólares. Los Milwaukee Bucks por fin lograron su segundo título de conferencia el año pasado.