Nathan Blecharczyk, cofundador y director de estrategia de Airbnb, explica que este programa forma parte de un piloto en el que, además de la Ciudad de México, participa Baja California, y busca dar con un esquema en el que los nómadas digitales puedan conocer y sumergirse en las localidades mitigando sus potenciales impactos, como el encarecimiento de la vivienda –tanto en renta como en venta– y del costo de vida en general.
“Durante el último año nos asociamos con 20 diferentes destinos para explorar este tema: ¿qué significan los nómadas digitales para Airbnb y para las grandes ciudades? ¿Cuáles son las mejores prácticas?”, refiere el directivo en entrevista con Expansión.
“Hay un alineamiento de objetivos y de ambición. Hay un apetito de explorar esto juntos, pero estos son solo pilotos”.
La estrategia toma lugar en un mercado en crecimiento para Airbnb, en la que las estancias largas –de más de 28 días– han crecido 54% de 2019 a la fecha, y el gasto de los huéspedes fue de más de 2,500 millones de dólares en 2021.
La gentrificación y otros riesgos
La estrategia busca darse en una urbe presionada por la falta de opciones de vivienda, que ha sido una consecuencia recurrente a lo largo de la historia de Airbnb. Como ejemplo, algunos estudios refieren que, en el caso de Nueva York, los alquileres incrementaron alrededor de 400 dólares cada año a partir de la incursión de la plataforma en la ciudad.
“Aunque la introducción y expansión de Airbnb en ciudades estadounidenses y alrededor del mundo trae un amplio potencial de beneficios económicos, los costos a arrendadores y habitantes locales probablemente exceden los beneficios para viajeros y propietarios”, refiere el estudio ‘The economic costs and benefits of Airbnb’ realizado por el Economic Politic Institute.
De manera similar, un análisis de Harvard Business Review concluyó que por cada incremento de un punto porcentual en el inventario de Airbnb está asociado con un alza de 0.018% en los alquileres y de 0.026% en los precios de las viviendas. “Aunque este efecto podría parecer muy pequeño, consideremos que el crecimiento promedio anual de Airbnb es de alrededor de 44%”, dice un análisis de 2019.
Para Roberto Ponce, académico del área de urbanismo ciudadano del Tecnológico de Monterrey, este ha sido uno de los principales desafíos para la Ciudad de México cuando se trata de plataformas como Airbnb, y que podría agravarse ante una mayor promoción del destino sin las medidas adecuadas.
“El principal efecto es que eleva los precios de la vivienda en renta; si hay una reducción del inventario, y por un tema económico la puedes rentar en 10,000 pesos al mes cuando en Airbnb la puedes rendar al doble o al triple, se suele hacer. Por lo tanto, esa vivienda deja de estar en el mercado de renta, y, como en cualquier reducción en la oferta, eleva los precios”, refiere.
A ello se han sumado las inconformidades del sector turístico, particularmente el gremio hotelero, que ve en la plataforma una competencia con piso disparejo dada la cantidad de requisitos que un hotel debe cumplir para operar, y que no contemplan a los alojamientos de Airbnb.
Aunque la plataforma recauda el Impuesto Sobre el Hospedaje –utilizado para la promoción de los destinos– en 10 entidades (Ciudad de México, Quintana Roo, Baja California, Oaxaca, Baja California Sur, Yucatán, Sinaloa, Estado de México, Jalisco y Sonora), aún hay una larga serie de factores que la industria considera como injusta.
“Un anfitrión ya tiene que pagar ISR, causa IVA, e Impuesto Sobre el Hospedaje, pero todavía hay un montón de otras cosas que no realizan”, señala Francisco Madrid, director del Centro de Investigación y Competitividad Turística (Cicotur) Anáhuac. “No pasan por licencia de apertura, viola una gran cantidad de disposiciones en la renta de inmuebles amueblados por periodos menores que determina el marco legal. Tenemos un problema serio de inequidad”.
Para mitigar los potenciales efectos de la búsqueda de nómadas digitales, los especialistas consideran que si bien prohibir estas plataformas resulta un extremo poco benéfico, medidas como topar el número de días que una vivienda puede estar en alquiler a través de Airbnb, aunadas a una política para facilitar el acceso a un hogar digno, pueden ser una alternativa.
No obstante, el arranque de esta estrategia no parece contemplar medidas para prevenir este tipo de efectos colaterales.
“Hay una gran oportunidad como parte de esta tendencia [de los nómadas digitales]. No puedes controlar todo en su totalidad, pero puedes darle forma. Por eso es importante ser proactivo en un inicio, junto a diferentes figuras con distintas perspectivas, para modelarlo juntos”, concluye Blecharczyk.