En esta temporada, Valle Rendondo, que también tiene entre sus marcas a los jugos Sonrisa y los vinos California, recortará su producción habitual de la bebida para las fiestas de fin de año, de 550,000 a 400,000 cajas. Este ajuste también está relacionado con la falta de vidrio, que desde el año pasado se ha convertido en una piedra en el zapato para todas las industrias que emplean estos envases.
Para darle un nuevo aire al mercado de la sidra, el director general de Valle Redondo ve dos caminos: el primero es reforzar su consumo durante los festejos de fin de año, además de posicionar la bebida como una alternativa para acercarla a los jóvenes.
El punto de arranque al interior de Valle Redondo será en mejorar la posición de la sidra para las fiestas de fin de año. “Queremos retomar esta tradición e incentivar el mercado para que no se pierda y sigamos produciendo sidra, que es una bebida noble y de bajo contenido alcohólico”, dice Cetto.
Como parte de este proceso de modernización, hacia el próximo año, la compañía comenzará por modernizar los empaques, también para sortear la falta de vidrio en el mundo, además de reforzar su publicidad para llegar a las nuevas generaciones, dijo el director general de Valle Redondo, sin revelar el monto que planean invertir.
Este trabajo con los productos de su portafolio es ya parte de los esfuerzos de la empresa, que durante este año presentó D-Vino, su marca de vino en lata listo para beber. “Hay que desarrollar productos alternativos, tal vez no con la marca Santa Claus, sino con Valle Redondo, que es una marca más genérica y no evoca la temporalidad”, añade.
Los grandes se unen al brindis
Los grandes grupos de bebidas alcohólicas han encontrado en la sidra una alternativa para diversificar sus portafolios, con innovación en las presentaciones y el sabor. En marzo de 2019, Diageo lanzó Rockshore Apple Cider, en un intento del grupo por hacerse un hueco en el mercado irlandés de la sidra.