“Ha quedado claro que, bajo esta administración, no habrá un rescate significativo de Pemex”, dijo Roger Horn, estratega senior de SMBC Nikko Securities America en Nueva York. Grandes ventas de activos similares a la liquidación de la estatal Petróleo Brasileiro también parecen poco probables, agregó.
La compañía no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios.
Las arcas de la nación se han visto presionadas por los programas sociales del presidente y los grandes proyectos de infraestructura pública con presupuesto excesivo, como la refinería Dos Bocas y el Tren Maya, cuyo costo ya duplica con creces su presupuesto original.
Las ganancias petroleras también han caído como porcentaje de los ingresos federales debido a un descenso en la producción a largo plazo y una reducción en las obligaciones de participación en las utilidades de Pemex.
Pemex ha presentado planes para tratar de evitar recurrir a los mercados en un intento por mantener su nivel de deuda en alrededor de US$105.000 millones hasta 2027 mediante la búsqueda de alternativas de financiamiento “discretas e innovadoras”. Los mercados de deuda internacionales se han vuelto mucho más caros debido al agresivo ajuste monetario de la Reserva Federal, especialmente para prestatarios con calificación de grado especulativo como Pemex.
La medida más reciente que adoptó la compañía en torno a la deuda, en junio –de pagar a los proveedores de petróleo con bonos que se intercambiarían más adelante–, se consideró un fracaso debido a la débil demanda.
La petrolera también recaudó dinero el año pasado mediante la venta a bancos de facturas impagas de petróleo y productos derivados del petróleo, lo que se conoce como monetización de cuentas por cobrar con factoraje. En el segundo semestre de 2022, HSBC y Goldman Sachs entregaron a Pemex al menos 1,000 millones en un acuerdo vinculado a su venta de cuentas por cobrar. HSBC también lo vinculó a que Pemex reduzca sus emisiones de gases de efecto invernadero.
Sin embargo, es posible que estas soluciones financieras no sean suficientes.
Patrik Kauffman, inversionista de Aquila Asset Management en Zúrich, dijo que la compañía podría buscar financiamiento mediante un ejercicio de gestión de pasivos o una emisión respaldada por cuentas por cobrar.
“Depende mucho de la tasa que tengan que pagar”, dijo. “Y, si es demasiado alta, el gobierno está ahí, y lo dijo claramente. Creo que la forma más viable es el gobierno”.
La producción petrolera de Pemex ha caído casi todos los años desde 2004, y la compañía no ha logrado desarrollar grandes descubrimientos para reemplazar los grandes campos más antiguos. Bajo la Administración de AMLO, Pemex se ha centrado en aumentar la producción en sus antiguas y poco rentables refinerías en lugar de enfocarse en perforaciones de mayor valor.
Dichas ineficiencias operativas hicieron que la petrolera perdiera miles de millones en el tercer trimestre, incluso cuando el aumento de los precios del petróleo ayudó a rivales internacionales a amasar ganancias récord.
Sin embargo, Wall Street ha encontrado una oportunidad en la deuda de alto rendimiento de la empresa debido a sus vínculos con el gobierno. Los bonos de Pemex con vencimiento en 2028 tienen un rendimiento de alrededor de 4 puntos porcentuales más que los bonos del Gobierno mexicano con el mismo vencimiento.
“Al final del día, es la misma entidad”, dijo Ray Zucaro, inversionista de RVX Asset Management en Miami, que tiene una calificación de sobreponderación para la deuda. “Es 100% propiedad del soberano”.