Iberdrola no se irá de México. La compañía se deshará de la mayoría de las centrales que posee en el país, en una decisión que parece repentina, pero que llevaba horneandose desde hace varios meses. La venta valuada en 6,000 millones de dólares implica un cambio en la estrategia de la compañía que fue revelada ayer miércoles a sus inversionistas.
La española había descartado continuar con sus inversiones en México. La cifra de 5,000 millones de dólares que comprometió al inicio del sexenio no se completará después de los cambios constantes a la regulación del mercado. De desistir a construir nuevas centrales en el país, ahora la compañía dice que irá hacia delante buscando nuevas oportunidades en el mercado de energías renovables. “Seguiremos creciendo en México con renovables y clientes privados, algo que nosotros que no habíamos buscado hasta ahora debido a la incertidumbre regulatoria que teníamos en México”, ha explicado José Sáinz, el CFO de Iberdrola, a sus inversionistas en una presentación que decidieron titular como ‘La Nueva Iberdrola en México’.
Iberdrola sólo se quedará con 15 centrales eléctricas y se deshará de 13. La balanza parece balanceada a que la compañía mantendrá la mayoría de sus activos, pero en términos de capacidad eléctrica venderá alrededor del 80% de ésta: con la adquisición, la CFE operará 8,539 megawatts y la española 2,427 megawatts. Su foco lo ha centrado en mantener la mayoría de sus plantas renovables, sólo cederá al gobierno mexicano una central eólica. En la presentación a sus inversionistas, Iberdrola ha dicho que tiene una cartera potencial de proyectos renovables de 6,000 megawatts, que ahora podrá desarrollar en el país porque tiene “mayor certidumbre” en lo que han descrito como una “nueva relación con el gobierno mexicano”.