Los hilos sueltos que harían posible que se cumpla este anuncio aún son muchos: la compañía no tiene un presupuesto definido, las negociaciones con las mineras que tienen una concesión –como la china Ganfeng Lithium – siguen en proceso, la reforma a la Ley Minera fue aprobada hace unas semanas en un controvertido proceso en fast track y aún no está definido cuáles serán los sitios en donde LitioMX –que propiamente aún es un organismo público descentralizado de la Secretaría de Energía y no una compañía estatal– comenzará a trabajar.
Uno de los puntos claves es que el gobierno federal aún no tiene certeza de cuánto litio hay en el país ni qué áreas –más allá de Sonora, en donde se declaró ya la primera reserva de litio que sólo podrá ser explotada por el Estado– se unirán al mapa de posibles puntos con las características idóneas para convertirse en productores. Entre los académicos se rumora que en estados como Zacatecas, San Luis Potosí y Baja California se han encontrado indicios de posibles yacimientos del metal, pero aún no hay nada confirmado. El Servicio Geológico Mexicano hará un anuncio sobre los sitios del país que, potencialmente, tienen litio en las próximas semanas.
Taddei se niega a dar detalles sobre los hallazgos, pero dice que algo curioso ha sucedido en los últimos meses: decenas de correos le llegan semanalmente para advertirle de zonas en donde los remitentes aseguran que podría haber litio. La mayoría de estos mensajes provienen de personas ajenas a las grandes mineras, para quienes montones de polvo blanco esparcidos entre la arcilla les ha dado, a su juicio, los indicios suficientes para asegurar que ahí hay presencia del metal.
Pero la relación con quienes verdaderamente tienen injerencia en el negocio y poseen los derechos de las concesiones de tierra con litio a tal grado de ser económicamente rentable se sigue definiendo. La Secretaría de Economía, con Taddei de asesor técnico, encabeza las negociaciones con grandes compañías para definir el futuro papel del Estado en la explotación de esos terrenos. Taddei rechaza, de nueva cuenta, dar más detalles sobre las pláticas porque afirma que son privadas, pero dice que al menos hay cinco en curso y que antes de que concluya el primer semestre del año podría haber un anuncio sobre qué pasará con el yacimiento en el rancho La Ventana, en Sonora, el sitio del país que ya tiene más avances para la producción del metal y cuyos trabajos han sido liderados por Ganfeng Lithium.
El juego del Estado
A decir de abogados del sector, el decreto presidencial publicado el 18 de febrero pasado, cuando López Obrador visitó el pueblo de Bacadéhuachi, da las señales suficientes para inferir que a la minera china no se le permitirá explotar el yacimiento, al menos no en solitario, como lo tenía planeado. Pero Taddei responde con un no rotundo cuando se le cuestiona si se le quitará a la compañía la concesión para que sea el Estado el que tome el rol principal sin la empresa dentro de los planes: “El Estado mexicano, aunque suene trillado, es respetuoso de la ley y eso ha sido una orden del presidente desde el inicio. Se respetarán las concesiones”.
Una semana antes de esta entrevista, realizada a mediados de abril, el gobierno cerró un acuerdo con la española Iberdrola para la compra de 13 centrales eléctricas. Taddei ríe cuando se le pregunta si una operación similar podría darse en cuanto a la explotación del litio. Ganfeng no tiene los derechos de explotar el metal ni es dueña de lo que hay en el subsuelo de esos terrenos, pero ya ha adelantado investigación en el sitio y desarrollado tecnología para su extracción y procesamiento. El funcionario no cierra la posibilidad de que el Estado opere todo el yacimiento que, simbólicamente –y en la praxis–, se ha colocado como el más importante del país.
Las posibles aristas sobre la próxima relación entre los privados y la que aspira a ser una compañía estatal se han modificado continuamente. Lo que comenzó como un cierre rotundo a la inversión privada se ha convertido de a poco en un discurso que da cada vez más espacio a la asociación con otras compañías. “Yo creo que [el discurso respecto a la participación de privados] se ha malinterpretado. El Estado por sí solo será entero en el desarrollo de tecnología, pero no hay nada en términos absolutistas, no implica que en todo nos asociaremos o en todo iremos solos”, explica Taddei.
Y aunque todavía no hay un esquema establecido, el funcionario indica que ya se ha definido que, sin importar cómo sea, el Estado deberá tener al menos 51% de participación en el negocio.
Como sea, el director de LitioMX dice que tiene un objetivo claro y ninguna duda de que podrá cumplirlo. “Mi deber, independientemente de las circunstancias, de la tecnología que se use o de quién o cómo tenga la concesión, es obtener litio de la manera más económicamente viable y eficiente”, afirma.
El funcionario –el más joven entre los tomadores de decisiones de la política energética– trabaja con menos de una decena de colaboradores en uno de los pisos de la sede central de la Secretaría de Energía, ninguno aún empleado de LitioMX. Habla del futuro de la compañía en un parque público: las que serán las oficinas del organismo que da vida a la promesa presidencial apenas están siendo adecuadas. Y dice que él las ocupará por poco tiempo: antes de que comience el verano planea tener la primera parte de la gestión de la compañía ya lista y entonces volver a Sonora, su estado natal y en donde estará su sede central.
Al sexenio del presidente López Obrador –quien puso al frente de la compañía al sonorense– le queda poco más de un año. Pese a ello, el ritmo con el que avanza LitioMX parece no ser una gran preocupación para Taddei: sabe que él está siendo el responsable de iniciar en el país una industria de la que poca información se tiene aún y a la que le queda mucho futuro. Dice que habrá demanda de litio para rato: los cálculos con los que se está formando el proyecto toman como base que, durante las próximas cuatro décadas, habrá más demanda que oferta del metal. Que la primera producción de carbonato de litio llegue en los siguientes cinco años es suficiente para alcanzar la bonanza que promete el material, defiende el funcionario. Las proyecciones de LitioMX toman en cuenta que, para que los proyectos sean rentables el precio por tonelada debe de estar entre los 10,000 y 14,000 dólares.
La historia entre Taddei y el presidente va más allá del sexenio: la primera vez que López Obrador se presentó como candidato a la presidencia, Pablo Taddei colgó pendones en las calles de Sonora y contribuyó a hablar del ahora morenista en las discusiones políticas. Más de 15 años después, cuando ya estudiaba el doctorado en Harvard, se unió de nuevo a las filas del presidente, pero esta vez más de cerca y en las salas de Palacio Nacional como uno de los asesores en materia energética. El nombramiento que recibió en diciembre no estuvo del todo relacionado con el azar: su carrera académica se ha relacionado con las energías renovables y su familia es una de las más cercanas a las filas de Morena en el norte del país.
–¿El tiempo que queda del sexenio es suficiente para darle solidez al proyecto o es que tienes mucha confianza en que continuarás al frente en la siguiente administración?
–Yo no trabajo pensando si va a ganar o va a perder uno u otro, yo trabajo para que el día en que termine el sexenio haber dejado bien cimentado un proyecto en el que verdaderamente creo, y lo dejaré proyectado hacia donde yo creo que debe ir. Ya si quien llega lo continúa o derrumba es cosa aparte, pero mi compromiso es dejar un proyecto con cimientos bien sentados hacia una dirección.