¿Qué es el pinkwashing?
El pinkwashing puede resumirse en aquellas prácticas que, aunque promueven a empresas y destinos como amigables para la comunidad LGBTIQ+, muestran poco compromiso por el desarrollo y respaldo de políticas relevantes para los miembros de este colectivo, según definen los investigadores José Barquet Muñóz y José Carlos Vázquez Parra, académicos del Tecnológico de Monterrey.
Mariano Osores, presidente de la Asociación Nacional de Comercio y Turismo LGBT de México, relata un caso de este tipo donde la Secretaría de Turismo de la Ciudad de México quitó a dos personas transgénero del stand de la capital en el Tianguis Turístico de este año, el mayor evento del sector en el país del que también fue anfitrión, cuando uno de los mensajes de la secretaría era, irónicamente, el de la inclusión.
“¿Por qué se llama pinkwashing? Porque la gente solamente utiliza el mes de junio para hacer sus campañas de promoción, cambiar sus logotipos de color, hacer publicaciones en Facebook, pero después pasa junio y en el resto del año no hacen nada”, explica en entrevista. “No solamente vas a vender en junio, tú quieres vender todos los días del año”.
La dolencia del pinkwashing resalta en un país como México, que no resulta el más seguro para la comunidad. El país ocupa la séptima posición en asesinatos de personas transgénero, y el 42 en términos de apertura a la comunidad, según el ranking The 203 Worst (& Safest) Countries for LGBTQ+ Travel, por debajo de otros países como Colombia, Brasil y Estados Unidos.
La importancia de las capacitaciones
Una de las maneras en que se puede combatir el pinkwashing es a través de las capacitaciones a los trabajadores, en las que pueden aprender cómo trasladar la misión de la inclusión a la práctica en el día a día.
“Hay que tener una constancia y una continuidad en el tiempo para que haya un retorno, ¿no? Un retorno de inversión para las empresas. Entonces, ahí es donde nosotros trabajamos con ellos. Por eso se crea este taller, que capacita, sensibiliza, y desarrolla producto turístico”, dice Osores.
Carlos Pérez Puelles, director de Ventas en JW Marriott Mexico City, refiere que las capacitaciones le han permitido al personal del hotel a convivir de manera respetuosa con sus huéspedes y algunos prejuicios que hay en una reserva, como ofrecer una habitación con dos camas cuando dos hombres hacen una reservación, algo que no ocurre con una dupla de hombre y mujer.
“El primer paso es tener una postura clara. La gente compra lo que ve, y si en un promocional nunca ve a dos personas del mismo sexo, difícilmente pensará que es un lugar LGBT friendly”, dijo en un foro con medios.
Las capacitaciones de firmas como la Asociación Nacional de Comercio y Turismo LGBT de México y Queer Destinations, por ejemplo, buscan sensibilizar a empresarios y trabajadores que, en el sector turístico, también se traduce en aprender y atender las necesidades de cada subsegmento.
“Mercadológicamente puedo decirte que el universo es LGBTQ+, pero cada letra representa un segmento y un nicho de mercado, y hay una manera diferente para hacer el marketing y la comunicación para cada una de las letras", dice Osores. "Somos personas que viajamos como cualquier otro tipo de persona, pero buscamos principalmente el respeto”, concluye.