Grupo México se posicionó respecto del tema luego de que el presidente Andrés Manuel López Obrador dijera en su conferencia mañanera que esperaba una propuesta por parte de la empresa para la mejora del Río Sonora.
“Todavía no tenemos un plan específico, nada más es el dictamen sobre los daños causados y también la demostración de que el fideicomiso que se hizo en ese entonces no sólo no fue suficiente, sino que ni siquiera se aplicó todo el recurso y no hay transparencia en el manejo de esos recursos", aseveró el mandatario. "Estamos resolviendo, buscando opciones, alternativas”, añadió López Obrador.
En el estudio de la Semarnat, tanto el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, como el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua realizaron muestreos, pero la empresa aseguró que estas instituciones carecen de facultades para este propósito.
"La competencia para revisar la calidad de las aguas superficiales le corresponde a la Comisión Federal de Prevención de Riesgos Sanitarios (Cofepris), la de aguas subterráneas a la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y la de los suelos a la Dirección General de Gestión Integral de Materiales y Actividades Riesgosas (DGGIMAR) de la propia Semarnat", dice la empresa.
El comunicado de Grupo México destaca que se realizaron "exhaustivos monitoreos" durante un período de cinco años después del incidente. Esto involucró el análisis de 35 estaciones de muestreo y 33 pozos, así como la implementación de bio-monitoreos para evaluar cualquier riesgo ecológico. Los resultados de estos estudios no han revelado evidencia de daños en los ecosistemas ni de riesgos para la población que habita en la región del Río Sonora.
Incluso -dice el comunicado- un estudio realizado por la Secretaría de Salud Pública del Gobierno de Sonora en agosto de 2019 "no encontró diferencias significativas en la morbilidad y mortalidad en la zona en comparación con el resto del estado entre 2000 y 2019".
Grupo México asegura que estos datos indican que las condiciones ambientales y la integridad de los ecosistemas en los ríos Sonora y Bacanuchi son similares a las que existían antes del desastre de 2014, y que los niveles de metales en el agua, suelo y sedimentos son iguales o inferiores a los valores previos al incidente.
