“El problema que teníamos es que el tiempo pasaba y no sabíamos cómo se movía la industria, o qué pasó con la infraestructura, si las emisiones aumentaron o disminuyeron. Y entonces lo que estamos planteando con el satélite es pasar de fotografías a películas de video, es así como puedo explicarlo”, dice Zavala en una conversación. “O sea, uso esa metáfora porque el satélite va a estar recolectando información de manera continua. Entonces, cuando tienes ya la película entera, puedes ver cuál es la magnitud de dónde vienen y cómo se están moviendo con el tiempo”.
El metano, en conjunto con gases como el dióxido de carbono, es uno de los principales responsables del cambio climático. El primero, con un efecto más rápido, tiene un impacto 80 veces mayor al del dióxido de carbono.
La industria petrolera, en la mira
La industria petrolera y de gas es uno de los mayores emisores de metano, y es ahí donde EDF ha decidido enfocarse desde hace más de una década. Pero otras actividades como la ganadería y los rellenos sanitarios también son importantes emisores.
La estatal Pemex, por ejemplo, tiene como una de sus principales tareas pendientes bajar las emisiones de metano. La petrolera anunció el año pasado una inversión de 2,000 millones de dólares en conjunto con Estados Unidos para reducir sus envíos a la atmósfera. Si el centro procesador de gas Nuevo Pemex, en Tabasco, dejará de emitir metano se podría cubrir el 50% de la demanda nacional de gas, dice Zavala.
De una forma simple el metano es el gas contenido en los campos petroleros que no ha sido aprovechado por falta de infraestructura o por fallas en el proceso y que entonces se libera. Es por eso que Zavala hace esta última comparación.
El científico dice que con el envío del satélite pretenden lograr algo que denomina como transparencia climática. Quienes están detrás del proyecto han decidido dividir el planeta en 150 regiones de 200 kilómetros de área, seleccionando los sitios en donde más se produce petróleo y gas. Con ello darán cobertura al 80% de la producción mundial de petróleo y gas. México está incluido en ese mapa, instalaciones en sitios como Tabasco, Veracruz y Nuevo León estarán en constante observación.
“Algo que hemos aprendido en la última década de trabajar el tema del metano es que en cada lugar donde medimos de manera directa las emisiones de metano, nos damos cuenta de que la problemática es más grande de lo que se pensaba”, explica en la llamada. “Al ser un gas invisible, detectarlo nos permite tomar acciones”.
La premisa detrás de la puesta en marcha del satélite es simple e importante, dice Zavala: poner a disposición de cualquiera la información para exigir acciones para reducir las emisiones, dar a las compañías y a los gobiernos más información para tomar acciones respecto a la crisis climática.