La compra de la refinería Deer Park a Shell fue parte de una promesa hecha por la actual administración morenista: la de dejar de comprar gasolinas del extranjero. Pero ahora, a casi dos años de la operación presumida por Pemex como una de sus mejores decisiones, el complejo registra buenos resultados operativos y financieros, pero la llegada de más combustible a México aún es un objetivo lejano.
Los resultados operativos de Deer Park se colocan por encima de los que registran otros complejos propiedad de la estatal. La refinería de Tula, que tiene cifras de producción superiores al resto, ha producido en lo que va del año –con datos hasta el tercer trimestre– un promedio de 91,000 barriles diarios de gasolina y diésel. Deer Park en solitario produce 220,000 barriles diarios de estos combustibles.
Así, la compra a Shell se ha convertido en el activo con más producción dentro de la compañía. En solitario, produce alrededor del 50% de las seis refinerías que tiene la petrolera en el país. Pero aún una cifra mínima llega a México.
La explicación es simple: las refinerías que la estatal tiene en México funcionan a menos del 50% de su capacidad y gran parte de su producción es combustóleo. En cambio, Deer Park opera por encima del 90% y menos del 5% es combustóleo.