En 2015, en busca de aliviar una fuerte crisis financiera, la estatal Pemex hizo un importante ajuste: acordó tras una larga negociación con el Sindicato de Trabajadores Petroleros (STPRM), el más grande de la estatal y uno de los más importantes puntos de presión en el manejo de la empresa, un aumento en la edad y la cantidad de años que sus trabajadores debían cumplir para jubilarse. El objetivo era disminuir el pasivo laboral de la compañía, uno de sus grandes lastres financieros, y preparar a la compañía para la incursión de empresas privadas al mercado tras la aprobación de la reforma energética.
La edad de jubilación subió a 60 años, desde 55; mientras que la cantidad de años de servicio aumentó de 25 a 30. La medida marcó el primer cambio hecho desde 1940, cuando se fijaron los primeros lineamientos de jubilación del que es uno de los mayores empleadores del país y cuyos trabajadores tienen prestaciones por encima que cualquier otra persona que labora en la administración pública.
En el contrato colectivo 2023-2025 aún establece que los empleados de Pemex, que al 31 de diciembre de 2015, hayan acreditado al menos 15 años de antigüedad, podrían retirarse cuando sumen 25 años de servicio o cumplan 55 años de edad. Al retirarse podrán recibir el 80% de sus últimos salarios. Hasta antes del acuerdo con el Sindicato las pensiones equivalían al 100%.