Claudia Sheinbaum, la candidata a la presidencia que lidera las encuestas, también ha sumado a sus propuestas la prohibición de la minería a cielo abierto, según el discurso que dio en el Zócalo al inicio de las campañas presidenciales.
“No es posible hacerlo [la explotación] sin que sea a cielo abierto porque se trata de yacimientos con litio diseminado. No es como el caso de la plata o el oro, que se tienen vetas, que es una fractura rellena de óxidos de metal con altas concentraciones y se puede hacer un túnel y se saca de manera subterránea”, dice Luca Ferrari, un académico de la Universidad Nacional Autónoma de México. El investigador explica que en el caso mexicano se tienen que remover grandes cantidades de roca y escarbar para hacerse de los recursos de litio.
Ganfeng Lithium, la compañía que hasta hace poco tenía las concesiones del sitio en Sonora, ya tenía en planes la puesta en marcha de una mina a cielo abierto. Hasta ahora, este yacimiento es el único que se ha determinado como comercialmente viable y las expectativas de producción, según el gobierno federal, es que ésta comience hasta 2028. Pero por ahora, no ha quedado claro cuál es el futuro de estos recursos.
El país también ha identificado recursos potenciales en estados como San Luis Potosí y Zacatecas, pero estos tienen características similares al yacimiento de Sonora. Es decir, que sería necesario el uso de la minería a cielo abierto. “Independientemente del potencial económico, que todavía no se sabe, se trata de un yacimiento que implicaría minería a cielo abierto”, dice Ferrari respecto a los probables recursos de litio que hay en Zacatecas.
México no tiene recursos de litio en yacimientos de roca o en salmueras, como sí lo tienen países como Bolivia, Chile y Argentina, lo que ha dificultado el inicio de los trabajos. Estos dos últimos lideran la lista de países productores de América Latina. Australia y China lideran el listado a nivel mundial.
“Al igual que con cualquier otro mineral, los procesos de descubrimiento hacia producción son muy largos, de muchos años, con un rango muy amplío que dependen de las condiciones específicas del proyecto, pero los rangos que nosotros estimamos es desde los 7 hasta los 10 o 15 años”, explica Germán Galván, de la consultora Roland Berger México. “Es muy bueno tener reservas identificadas, pero lo importante es empezar a articular los proyectos de extracción”.