El greenwashing puede entenderse como el mecanismo mediante algunas empresas transnacionales amplían su participación de mercado haciéndose pasar por ser amigables con el medio ambiente, de acuerdo con The Greenpeace Book on Greenwash. Es decir, la mayoría de los cambios son solamente discursivos o retóricos, suman a su comunicación corporativa al movimiento ecologista y de cuidado al ambiente, pero
El pleito judicial entre los dos gigantes corporativos se ha volcado al órgano de Autocontrol, el regulador de la publicidad en España. Iberdrola ha presentado tres de estas demandas en contra de la petrolera y Repsol le ha respondido con una acusación similar.
Más allá del resultado de las demandas, el caso abre el cuestionamiento revela como empresas del sector eléctrico y petrolero se están adueñando de un discurso y gastando grandes cantidades de capital en desplegar campañas que limpien su imagen, pero que en el fondo no corresponden con el modelo de negocio que están desplegando.
“De entrada, el sector petrolero ha provocado un problema global con la quema de combustibles fósiles. Cualquier intento de lavar en verde (greenwashing) de la industria fósil, sea petróleo, gas o carbón, sólo está maquillando la raíz del problema y trata de esconder la responsabilidad que tiene esta industria”, dice Pablo Montaño, de la organización Conexiones Climáticas.
"Esta industria ha sido la responsable, en buena medida, de que no se haya avanzado en políticas serias y claras de descarbonización de nuestras economías. A nivel global ha habido un esfuerzo importantísimo de parte de la industria por entorpecer, distraer y engañar respecto a la realidad”, añade.
Montaño recuerda que las primeras investigaciones científicas sobre los impactos climáticos derivados de la industria petrolera fueron llevadas a cabo por las grandes compañías petroleras. “La industria tiene predicciones bastante precisas desde 1970. Entonces, tenemos más de 50 años de una industria fósil que entiende perfectamente el problema del cambio climático y que lejos de buscar resolverlo o tomar responsabilidad han buscado ocultar la vinculación y distraer de cómo esta actividad está provocando esta crisis”.
Un análisis de la organización Influence Map sobre cinco de las petroleras más grandes del mundo: BP, Shell, Chevron, ExxonMobil y TotalEnergies revela que las compañías han gastado millones de dólares en estrategias para mostrar una imagen “positiva y proactiva en la emergencia del cambio climático”. La organización considera que el gasto en campañas de comunicación y marketing “es incompatible con los planes de inversión de capital de las empresas en sus negocios".
Influence Map estima que al menos estas cinco empresas gastan anualmente 750 millones de dólares en actividades de comunicación y marketing relacionadas con el clima y que sólo el 12% de su capital total está siendo dedicado a actividades o negocios bajos en carbono.
“En este momento el mayor problema que tenemos de greenwashing es cómo las empresas han tratado de reinventar la industria. Cualquiera que entienda un poco el tema, sabe que más combustibles fósiles no pueden ser la solución al exceso de combustibles fósiles, que es el problema que tenemos. La muestra más clara es cómo se ha tratado de colocar el gas fósil como una solución climática o como combustible de transición”, dice Montaño.
Una gran parte de los gigantes energéticos han aumentado su producción de hidrocarburos tras la firma del Acuerdo de París, de diciembre de 2015, de acuerdo con un estudio de CarbonMajors.
La organización reunió datos de 122 de las empresas energéticas más grandes y con ello ha concluido que el 65% de las compañías estatales y el 55% de las privadas han aumentado su producción de hidrocarburos –como crudo y gasolinas– de 2015 a 2022.
Algunos sitios como Sidney, en Australia; Francia y Ámsterdam, Países Bajos, han prohibido los anuncios de combustibles fósiles y de las acciones que supuestamente hacen estas compañías por el medio ambiente.