Más allá de lo planteado en el texto, las primeras acciones de Sheinbaum han comenzado a dar luz sobre hacia dónde se dirigirá Pemex, CFE y el resto del mercado energético. El nombramiento de Luz Elena González como secretaria de Energía, una experta en finanzas y una de las mujeres más cercanas a la próxima presidenta, fue tomado como un gesto positivo por el mercado y un símbolo de un mejor manejo financiero, sobre todo de la petrolera.
“El objetivo principal de la política energética va a ser garantizar, seguir garantizando la soberanía nacional, en eso creemos”, dijo al salir de la conferencia de prensa donde fue presentada. “Las empresas del Estado son fundamentales y las vamos a seguir cuidando”.
Pero esto último confundió a los analistas. La próxima secretaria también habló de continuar con los planes de refinación de Pemex sin ahondar en los detalles. Estas primeras declaraciones se contraponen, de cierta manera, con lo que se asevera en el documento, donde se habla de maximizar la penetración de energías renovables y electrificar lo más posible.
“Creo que en este momento este discurso está alineado a la administración saliente, no digo que se vaya a separar después, pero sí creo que hay algunas frases que se usan y que son interpretables, por ejemplo, cuando nos hablan de que se va a mantener la soberanía energética. Eso puede tomar tantos rostros como quiera el líder en turno”, dice Jesús Carrillo, investigador del Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO). “No dudo que en el fondo sí se quiera conservar una estrategia de apoyo a las empresas estatales, pero creo que el discurso ya nos marca que podría tener algunas diferencias”.
A Sheinbaum las respaldan algunos hechos que podrían ayudar a dar credibilidad de que su gobierno invertirá en proyectos de energías renovables y la mayoría de los analistas han decidido dar su voto de confianza. Durante su gestión impulsó un proyecto de energía fotovoltaica en la central de abastos en la Ciudad de México y fue parte del Panel Intergubernamental de Cambio Climático que en 2007 obtuvo el Premio Nobel de la Paz.
Ahora, como estrategia ha decidido fijar la meta de producción de petróleo en 1.8 millones de barriles –cercano a cifra de producción actual– y el resto de demanda cubrirlo con energías renovables. En alguna reunión con empresarios, Sheinbaum Pardo habló de una inversión de más de 13,000 millones de dólares en proyectos de este tipo.
La iniciativa privada ha tomado esto como un guiño hacia la apertura a la inversión, aunque nada está del todo dicho y los mensajes también han sido cruzados. En sus discursos y en algunos documentos continúa con la premisa de que la estatal CFE deberá producir el 54% del total de generación eléctrica y que el resto estará en manos de compañías privadas “con reglas claras que generen certeza y tengan como fin mayor el bienestar y el interés de la nación”, según se lee en una presentación.
“De su plan de 100 pasos y de lo que ha dicho la fecha, todo apuntaría a que va a promover la inversión tanto privada como pública en energías limpias. Pero a la vez se ha sostenido que las empresas productivas del Estado van a tener un papel preponderante. Así que desde mi perspectiva, falta que se definan los mecanismos con los que se incentiva la inversión privada”, dice Julia González Romero, una abogada especialista en el sector del despacho González Calvillo.
Apertura a la inversión privada
Un punto a resaltar de la posible estrategia de la morenista es la apertura a la inversión privada en proyectos de transmisión y distribución de electricidad, según dijo hace unos meses el académico Jorge Islas, que era parte del grupo que diseñó el plan energético. Se trata de un segmento cuyo monopolio lo tiene el Estado y en el que poca inversión se ha hecho en el último sexenio.
Sheinbaum Pardo ha propuesto invertir 55,412 millones de pesos en proyectos de transmisión y distribución de electricidad. En el primer segmento se estarían preparando 44 proyectos y para el segundo 41. Todos a desarrollarse, según una presentación a empresarios, de octubre próximo a diciembre de 2025.
En esa misma presentación habla de impulsar la transición energética a través de plantas fotovoltaicas, hidráulicas y geotérmicas; proyectos de hidrógeno verde y paneles y calentadores solares en techos de viviendas y comercios.
“Lo que sí será seguro es que sí habrá certeza jurídica porque ella ya se ha comprometido a que las reglas se cumplan, habrá certeza en las inversiones y el impulso a la transición energética, que es una línea que desde hace mucho ella ha impulsado”, dice Fluvio Ruíz, que fue parte del equipo energético durante la campaña de Sheinbaum. “Algo muy importante que sí podemos esperar es una apertura en el sector eléctrico, donde ha quedado muy claro que se necesitan recursos financieros para los proyectos de transmisión, en el sector petrolero también esperaría una actitud muy distinta”.
Ruíz descarta el regreso de las rondas energéticas o los farm outs, pero dice que se podrán ver nuevas figuras de asociación con la iniciativa privada. “Sí va a haber un relanzamiento del sector”, comenta.
Para el resto de los analistas el rompecabezas sobre la política energética se completará con los anuncios de quienes encabezarán las estatales Pemex y CFE.