Francisco González, presidente de la INA, señala que para fabricar un vehículo como el Olinia, es fundamental aprovechar la experiencia acumulada del sector. “Obviamente hay que hacer adecuaciones para el tamaño del vehículo que se quiere hacer, pero la expertis está y está reconocido que hoy en día ya se están consumiendo las autopartes mexicanas para producir vehículos finales en algunas partes del mundo”, asegura González.
Según el directivo, aunque algunos vehículos eléctricos, como el Mustang Mach-E de Ford, ya tienen un Valor de Contenido Regional (VCR) de alrededor del 80%, crear un automóvil asequible requiere adaptarse a nuevos esquemas de producción.
El desarrollo de un vehículo económico requiere una inversión significativa en investigación y desarrollo. “Se debe de invertir en investigación y desarrollo porque es producir en nuevas condiciones, nuevas formas de hacerlo y en ese sentido tendría valor agregado, porque empieza del mero punto de investigación y desarrollo hasta la línea de producción”, dice González.
Un modelo de producción asequible inspirado en Asia
Sheinbaum ha expresado que la idea es que el Olinia siga modelos de producción asequibles, como los de China e India, que han logrado reducir los costos de manufactura. Para Manuel Montoya, director del Clúster Automotriz de Nuevo León, esta transición hacia un vehículo asequible implicaría ajustes tanto en la línea de producción como en los materiales. “México no tendría ningún problema. Sería una línea más para muchos de los productos que ya se tienen”, afirma Montoya.
Sin embargo, Montoya también considera que, aunque se trate de un proyecto impulsado desde el gobierno, la colaboración con la iniciativa privada es esencial para garantizar la calidad y la escalabilidad de la producción. “Es una buena iniciativa, pero habrá que ver el cómo se va a hacer, y dónde. Aquí lo nuevo es que sea el gobierno federal quien impulse ese proyecto, habrá que ver cómo lo operacionalizan, pero de que tenemos todos los elementos para hacerlo no me cabe ninguna duda”, agrega Montoya.
El reto de la competitividad y la integración de autopartes locales
Un desafío importante será mantener la competitividad del Olinia frente a otros modelos asequibles en el mercado, sin depender de componentes importados. González cree que México tiene la capacidad para producir muchas de las autopartes necesarias a nivel local.
“Es una buena organización para antes de tener un producto, salir rápido y hacerlo con hechuras menores, hacerlo ya realmente con lo que se plantea que es una buena producción mexicana desde las autopartes”, comenta González, enfatizando que, aunque algunas partes se importarán, las más fundamentales se pueden producir en México.
El reto de la producción de un vehículo eléctrico asequible como el Olinia incluye no solo un cambio en la infraestructura de fabricación, sino también una transformación en el enfoque de la industria automotriz mexicana. Para Montoya, el éxito de este proyecto dependerá de que se logre un equilibrio entre volumen y un equipamiento adecuado, algo que considera fundamental para que el Olinia se posicione de manera competitiva en el mercado nacional e internacional.
Este proyecto, impulsado desde la presidencia, plantea la posibilidad de un cambio de paradigma para la industria automotriz mexicana, uno que, de acuerdo con los expertos, deberá enfocarse en adaptar el modelo actual de producción a la manufactura de un vehículo económico y completamente eléctrico, aprovechando la capacidad productiva local. Aunque el reto es considerable, los actores del sector confían en que el talento y la infraestructura mexicana pueden hacer viable este ambicioso proyecto.