Según Lorena Isla, VP de consulting para América Latina en Frost & Sullivan, el gobierno debe desempeñar un papel protagónico en esta transición. Ella sostiene que “los incentivos se posicionan como clave”, resaltando la necesidad de estímulos que alienten a los consumidores a adoptar tecnologías eléctricas. En México, el consumo de gasolina es elevado y está subsidiado; este subsidio, explica Isla, podría ser reenfocado para promover la movilidad eléctrica.
"Este subsidio representa una fuente significativa de recursos. Dado el elevado consumo de gasolina en el país, es fundamental reenfocar estos recursos hacia la promoción de la movilidad eléctrica,” sostiene.
Además de rediseñar la dirección de los recursos disponibles, es fundamental replantear el papel de Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Según Salvador Montero Aguilar, líder de proyecto en Transporte del Centro Mario Molina, es “complicado” esperar cambios significativos en Pemex, dado su enfoque predominante en los combustibles fósiles. No obstante, destaca que la CFE tiene el potencial para liderar la transición hacia fuentes renovables, incrementando la inversión en energía solar, eólica e hidroeléctrica.
Alicia Bárcena, secretaria de Medio Ambiente, ha expresado en una entrevista con el medio estadounidense Time que las energías renovables son “de particular interés” para el país. Sin embargo, aún no se ha especificado si habrá cambios en estas empresas estatales.
La funcionaria también subrayó la existencia de una “agresiva agenda climática” que incluye la descarbonización de las empresas del Estado. Este esfuerzo se traducirá en un nuevo compromiso gubernamental que busca alcanzar cero emisiones netas para 2050 y que se presentará oficialmente ante las Naciones Unidas antes de la próxima conferencia sobre cambio climático.
Además de las acciones gubernamentales, los especialistas destacan la importancia del sector privado en la transición hacia un modelo de movilidad sostenible. Sin embargo, este cambio no se producirá sin una articulación efectiva entre los sectores público y privado.
“El cambio no se logrará únicamente a través del sector privado. Las ciudades deben seguir el ejemplo de lo que en su momento hicieron Los Ángeles o Nueva York al declarar: ‘vamos a instalar electrolineras’. Sin embargo, no se trata de instalar una o dos, o incluso nueve mil, como se ha hecho en nuestro país; necesitamos establecer dos millones. Para lograr esto, será necesario contar, quizás, con una línea de crédito significativa,” concluye Rodolfo Lacy Tamayo, director de Acción Climática y Medio Ambiente para América Latina de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.
