Un claro ejemplo de este resurgimiento lo encontramos en Hollywood, donde en 2023, el Sindicato de Actores de Cine de Estados Unidos (SAG-AFTRA) llevó a cabo una huelga histórica que duró 118 días. Este movimiento, uno de los más largos en la historia de la industria, se originó debido a la creciente preocupación de los actores por los pagos residuales en las plataformas de streaming y la amenaza que representa la inteligencia artificial para su trabajo.
A medida que figuras de renombre como Meryl Streep y Mark Ruffalo se unieron a las protestas, el conflicto atrajo la atención global y resaltó la importancia de proteger los derechos laborales en un sector que se enfrenta a grandes transformaciones tecnológicas.
El economista Willebaldo Gómez, especialista en temas laborales, señala que el resurgimiento de la huelga responde en gran medida a las consecuencias económicas de la pandemia. Según Gómez, el aumento de la desigualdad y los efectos de la inflación global han hecho que los incrementos salariales pactados antes de la crisis económica prácticamente desaparecieran, lo que ha empujado a los trabajadores a recurrir nuevamente a las huelgas.
"El tema de la desigualdad social lleva a que los trabajadores vuelvan a hacer uso de estas herramientas, sobre todo después de la pandemia”, detalla en entrevista con Expansión.
Este tipo de movimientos laborales han aparecido con más fuerza en sectores que han elevado sus ganancias luego de la crisis sanitaria, tales como el automotriz y el aeronáutico.
En Estados Unidos, el sindicato United Auto Workers (UAW) convocó a una huelga en las plantas de Ford, General Motors y Stellantis, los tres gigantes de Detroit. Tras seis semanas de paro, los trabajadores consiguieron aumentos salariales de hasta un 30%, lo que no solo resalta la efectividad de las huelgas como estrategia de negociación, sino también la creciente presión que enfrenta la industria automotriz para mejorar las condiciones laborales en un momento de grandes desafíos económicos.
La industria aeroespacial también fue escenario de un importante movimiento laboral. Boeing, uno de los mayores fabricantes de aviones del mundo, enfrentó su primera huelga en 16 años, lo que subraya cómo incluso en sectores altamente especializados y rentables, los trabajadores están exigiendo una mayor retribución por su trabajo.
Después de intensas negociaciones, los empleados lograron un aumento salarial del 38% en un período de cuatro años, un ejemplo claro de cómo las huelgas siguen siendo una forma efectiva de lucha en sectores clave para la economía global.
El fenómeno en México
En México, la situación no ha sido diferente. Los trabajadores de la planta de Audi en Puebla detuvieron las operaciones durante casi cuatro semanas hasta conseguir un incremento salarial del 10.2%. Este aumento no solo fue significativo por su magnitud, sino también por la forma en que desafió los acuerdos salariales multianuales, los cuales, según muchos críticos, no permiten ajustes anuales que se alineen con la inflación.
Por otro lado, en Zacatecas, la mina Peñasquito, operada por la canadiense Newmont, vivió una huelga histórica cuando los trabajadores, después de casi cuatro meses de negociaciones, consiguieron un aumento salarial del 8% y un pago retroactivo. Este caso pone de relieve cómo la huelga ha llegado a sectores estratégicos como la minería, en los que los trabajadores luchan por obtener una parte más equitativa de los beneficios que genera la actividad.
En el sector aéreo, Aeroméxico también vivió una situación similar. Más de 1,400 pilotos exigieron mejores condiciones salariales, ya que sus convenios previos no reflejaban la realidad económica del momento. Después de intensas negociaciones, el sindicato alcanzó un acuerdo que incluyó un aumento del 20% en salario y prestaciones, con una revisión adicional en 2025.
La creciente importancia de las huelgas refleja la lucha de los trabajadores por recuperar el poder adquisitivo perdido, especialmente después de la pandemia, cuando la desigualdad y la inflación dejaron a muchos en una situación económica difícil.
“Los convenios multianuales firmados en 2018 o 2019, que contemplaban incrementos salariales para 2020 y 2021, prácticamente perdieron su valor debido a la inflación, lo que provocó que los salarios se deterioraran. Esto obligó a los trabajadores a recurrir nuevamente a la tradicional movilización para exigir nuevas condiciones”, concluyó Gómez.