El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que se revisará en 2026, es un factor clave en la estrategia de Mazda. La revisión obliga a las compañías a prepararse con tiempo para posibles ajustes en las reglas de contenido regional o la imposición de aranceles. Aunque se ha especulado sobre impuestos adicionales a productos manufacturados en México, Barbeyto señaló que aplicar tarifas de manera indiscriminada perjudicaría tanto a México como a Estados Unidos. “Imagínate poner un arancel del 10% o 20% a las autopartes mexicanas; eso podría paralizar las plantas de manufactura estadounidenses”, destacó en una entrevista realizada dos días después de la elección presidencial de Estados Unidos.
En un mundo tan globalizado y cambiante, no puedes tener un solo escenario. Tienes que considerar varios y tener planes adaptables para el corto, mediano y largo plazos
Miguel Barbeyto, presidente de Mazda en México
Mazda evita posicionarse políticamente, pero reconoce que cada administración en Estados Unidos trae consigo ventajas y desventajas. Barbeyto expresó confianza en que una economía estadounidense fuerte beneficia directamente a México. “Si la economía americana es fuerte, a nosotros nos conviene sin lugar a duda”, explicó.
La posibilidad de que aumenten los aranceles o que se modifiquen las reglas del T-MEC plantea un desafío para toda la región de Norteamérica. No obstante, Mazda se mantiene optimista. Barbeyto confía en que sus planes de crecimiento y expansión están alineados con los posibles escenarios políticos y económicos.
EXPANSIÓN (E): Donald Trump puede ser un aliado para la industria automotriz de Norteamérica. Por un lado, puede frenar la entrada de vehículos chinos y, por otro, permitir que los híbridos y motores de combustión sigan. ¿Qué piensas?
MIGUEL BARBEYTO (MB): Pues mira, la compañía tenía diferentes escenarios dependiendo del resultado. Desafortunadamente o no, Estados Unidos sigue siendo una economía muy importante que mueve al mundo, y más a nosotros por ser vecinos. El plan que tenemos está alineado a nuestras estrategias comerciales y de manufactura a corto, mediano y largo plazos. En un mundo globalizado y cambiante, no puedes tener un solo escenario; hay que tener varios. La compañía confía en que no será tan fácil imponer aranceles a productos mexicanos. Se aproxima la revisión del T-MEC en 2026, pero ya se trabaja en eso. México y Estados Unidos son interdependientes.
E: ¿Qué puntos clave se deben impulsar para la industria automotriz en la próxima revisión del T-MEC?
MB: Seguramente se enfocarán en el contenido regional. También surgirán temas de aranceles y competidores asiáticos. Estados Unidos sabe lo que quiere, y hay que encontrar un balance para que la manufactura en México crezca, al igual que la inversión en Canadá y Estados Unidos. Es un tratado que debe beneficiar a los tres países.
E: ¿Sería posible endurecer aún más el T-MEC?
MB: Todo se puede, por eso es fundamental contar con múltiples planes de acción. Mazda es una compañía cautelosa que siempre contempla diferentes escenarios: plan A, plan B, plan C, hasta un plan Z. Nos preguntamos constantemente “¿qué pasa si…?” para estar preparados ante cualquier eventualidad y cumplir con todas las regulaciones existentes.
Sin duda, las políticas pueden endurecerse para favorecer a Estados Unidos. Sin embargo, ahí es donde la negociación entre gobiernos juega un papel crucial. No solo se trata de la industria automotriz, aunque esta es de gran importancia; el T-MEC abarca sectores como la agricultura, la construcción y la energía, entre otros. Por ello, la capacidad de los gobernantes que tenemos, tiene que ser de primer nivel para que puedan negociar.
E: ¿Cómo se deciden las inversiones de Mazda en la región? ¿Cuáles son los factores de competitividad que entran en juego?
MB: Depende de los tratados y los incentivos fiscales de cada país. Cada país busca atraer inversiones por los beneficios económicos. La atracción de inversiones es crucial para el desarrollo de cualquier país, ya que impulsa el crecimiento de las comunidades, genera empleos y aumenta la actividad económica. Sin embargo, la competencia por captar estas inversiones depende en gran medida de los incentivos ofrecidos por cada país.
(Las empresas miramos) ¿qué tipo de incentivos ofrece un país en comparación con otro? En cuestiones fiscales, las empresas evalúan qué les resulta más conveniente. Factores como impuestos sobre ingresos o nómina influyen en estas decisiones, y cada país maneja diferentes variables. Por ejemplo, el nuevo presidente de Estados Unidos ha anunciado una reducción en las tasas impositivas para las empresas, con el objetivo de hacer más atractiva la inversión.
E: ¿México sigue siendo competitivo para Mazda?
MB: Sin lugar a dudas. México sigue siendo clave en la cadena de suministro. Nuestra planta en Salamanca y la operación en Alabama están muy conectadas, compartiendo procesos y proveedores para reducir costos y mantener calidad.
E: Si hubiera aranceles adicionales, ¿afectaría a la industria automotriz de Norteamérica?
MB: Sin duda, sí. por eso deben ser muy cautelosos porque no se puede estirar tanto la liga, ¿no? No puedes imponer aranceles excesivos a los autoparteros (establecidos en México) y pretender producir todo en Estados Unidos. No es realista pensar que toda la fuerza laboral fabricará las piezas localmente, sin recibir componentes de México. Como Estados Unidos, no puedes decidir aplicar un arancel del 10% o 20% a toda la proveeduría mexicana. Si lo haces, tendrías que enfrentar paros en las plantas de manufactura por falta de piezas.
Además, aumentar el precio de un vehículo (importado desde México con un arancel) tampoco es una solución viable, porque el cliente no lo pagaría. Es un proceso complejo. Por eso insisto: nuestros gobernantes deben ser muy inteligentes al negociar, porque México también puede ‘tener la sartén por el mango’. Muchas industrias (en Estados Unidos) dependen de nosotros, y en ese sentido, podríamos tener una ventaja.
E: ¿Con la administración actual de Estados Unidos, qué expectativas tienen para Mazda?
MB: Cada administración tiene pros y contras. Con una economía estadounidense sólida, a México le va bien. Si a Estados Unidos le va bien, recibimos más remesas y nuestras exportaciones crecen. La clave es adaptarse a cualquier escenario con planes flexibles.