Mientras que la mayoría de las automotrices de volumen han basado su producción en México en un modelo orientado a la exportación hacia Estados Unidos, BMW ha desarrollado una estrategia más diversificada. Su planta en San Luis Potosí destina 40% de su producción a ese mercado, lo que disminuye su exposición a aranceles, regulaciones y posibles disrupciones comerciales en Norteamérica.
“Desde México, distribuimos a 80 países en el mundo, y no tomamos decisiones basadas en especulaciones o en ruido del mercado. Si inviertes miles de millones de dólares en un lugar, es porque estás planificando a largo plazo”, explicó en entrevista Reiner Braun, presidente y CEO de BMW Group Latinoamérica.
Esta perspectiva adquiere mayor importancia en un contexto en el que las relaciones comerciales en Norteamérica atraviesan un periodo de tensión. Desde su regreso a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump ha reinstaurado su estrategia de utilizar los aranceles como una herramienta de presión tanto comercial como política.
Durante su campaña amenazó con aplicar un arancel del 25% a las importaciones provenientes de México, medida que formalizó el pasado 1 de febrero mediante un decreto que los haría efectivos a partir del martes 4 de febrero. Sin embargo, un día antes de su entrada en vigor, decidió posponerlos un mes a cambio de que el gobierno mexicano despliegue 10,000 elementos de la Guardia Nacional en la frontera norte para reforzar el control migratorio y combatir el tráfico de fentanilo. Aún así, la amenaza sigue latente.
Además, Estados Unidos no es el único país que ha amenazado con aranceles. Este lunes, Ecuador anunció un impuesto del 27% sobre todas las exportaciones mexicanas, incluidas las de vehículos, uno de los principales productos que México envía a ese país, junto con televisores, medicamentos, tractocamiones y teléfonos celulares, según datos de la Secretaría de Economía.