Además, la confianza del consumidor muestra señales de debilidad. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en enero de este año, el índice de disposición de los hogares mexicanos para adquirir bienes duraderos, como automóviles, registró una disminución de 3.1% respecto al mismo mes de 2024.
“Nos está dando un contexto de desaceleración de la economía en México, reflejado en 2024 y que también se está haciendo presente en todas las proyecciones para la marcha económica de 2025, con lo cual está disminuyendo la tendencia en el incremento en la venta de vehículos ligeros”, agregó Rosales.
Además, las tensiones comerciales no solo generan incertidumbre, sino que también podrían elevar los costos para la industria automotriz mexicana. Si el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cumple su promesa de imponer un arancel del 25 % a los autos y autopartes fabricados en México, el impacto no se limitaría a las exportaciones mexicanas. Los vehículos ensamblados en Estados Unidos también enfrentarían un incremento en sus costos debido al encarecimiento de las autopartes mexicanas.
Dado que muchos componentes automotrices cruzan la frontera hasta ocho veces durante su proceso de manufactura, según datos de la Industria Nacional de Autopartes, el efecto del arancel se multiplicaría a lo largo de la cadena de suministro. Como resultado, los modelos importados desde Estados Unidos eventualmente llegarían a los consumidores mexicanos con precios más altos.
El impacto de los “autos chocolate”
A los riesgos derivados del contexto económico y comercial, se suma otro factor que ha impactado la venta de vehículos nuevos: la regularización de los llamados “autos chocolate”.
Durante la administración del expresidente Andrés Manuel López Obrador, en 2022, se publicó un decreto en el Diario Oficial de la Federación que permitió la legalización de vehículos usados importados de manera irregular, proceso que fue extendido hasta finales de 2026. Según cifras oficiales hasta septiembre de 2024, más de 2.5 millones de autos han sido regularizados bajo este esquema.
El presidente de la AMDA considera que la falta de actualización en estos datos impide medir con precisión el impacto real en la industria automotriz. No obstante, en estados donde este proceso ha sido más activo, como Baja California Sur, la venta de autos nuevos cayó 8.4% en enero, según cifras de Urban Science.
“Es el momento de que el Gobierno Federal, encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum, termine ya con la regularización del contrabando. No existe ninguna razón ni política ni social, mucho menos económica, para continuar con este monumental desorden que ha significado el programa de regularización del contrabando automotriz”, concluyó Rosales.