El auge de plataformas como Airbnb detonó una nueva demanda en el sector inmobiliario mexicano: la de amueblar departamentos de forma rápida, atractiva y funcional para su renta temporal.
Por otro lado, luego del auge del home office, muchas empresas comenzaron a retornar a modelos presenciales o híbridos, lo que reactivó la necesidad de oficinas funcionales y versátiles. Este entorno impulsa la demanda de mobiliario adaptable para espacios corporativos.
Para atender estas necesidades, IKEA desarrolló dentro de sus tiendas un servicio especializado de planificación de espacios dirigido a empresas. En este espacio, consultores y diseñadores brindan asesoría personalizada para equipar desde oficinas o pequeños negocios hasta departamentos turísticos. “Es un servicio bastante interesante, con muchas facilidades para todas las personas que tienen esta necesidad en particular”, añade Rojo.
Además, en la planta baja de su tienda en Ciudad de México ya se exhiben configuraciones diseñadas para pequeños negocios, como cafeterías o restaurantes, con propuestas listas para implementar.
El segmento B2B se convierte así en una de las apuestas de crecimiento para la marca, que espera un incremento de ventas de 8% en 2025. “Este es el crecimiento que hemos estado teniendo año con año y pues bueno, si llegamos al 9% estaría genial”, comenta Rojo. Las regiones con mayor potencial son Yucatán, Baja California y Nuevo León, aunque la unidad de Ciudad de México representa actualmente el 50% de las ventas consolidadas.
Retos logísticos y de inventario
Ikea comenzó operaciones en México en octubre de 2020 a través de su tienda en línea. En abril de 2021 abrió su primera tienda física en Ciudad de México y, desde entonces, ha sumado puntos de venta en Puebla y Guadalajara. La empresa planea una cuarta tienda, que podría ubicarse en Monterrey o la capital del país.
No obstante, su expansión en territorio mexicano ha estado acompañada de desafíos. Las redes sociales han servido de canal para expresar inconformidades relacionadas con entregas fallidas, muebles dañados y retrasos prolongados, particularmente en pedidos de cocinas integrales, donde el tiempo de espera puede extenderse por tres o cuatro meses.
“Todo el departamento de logística está trabajando constantemente día a día para poder sostener en el tiempo el stock”, dice Rojo, al reconocer que el problema de inventarios persiste, aunque ha disminuido con el tiempo.
En algunos casos, IKEA notifica a los clientes sobre la disponibilidad de productos para recoger en tienda, pero al llegar al punto de entrega los artículos no están listos. “Con el tiempo se irá arreglando y lo que nos queda hacer es dirigirnos oportunamente con los clientes”, señala el directivo.
Para reducir la dependencia de proveedores internacionales, IKEA ha comenzado a robustecer su base de proveeduría nacional. Actualmente, alrededor del 20% de los productos vendidos en sus tiendas se fabrican en México. Entre ellos se encuentran textiles, alimentos frescos y productos elaborados en su planta de colchones y sofás ubicada en Saltillo, Coahuila.
Este movimiento hacia la producción local forma parte de una estrategia más amplia para mantener la oferta en piso de ventas. “La demanda de mercancías es alta, y nuestro reto es estar a la altura del ritmo de consumo”, indica Rojo.
El interés por parte de clientes comerciales también implica un cambio en la manera en que IKEA entiende el mercado mexicano. A través de análisis constantes de comportamiento y estilo de vida, la empresa busca adaptar sus soluciones de diseño a las necesidades específicas de cada región.
“Para poder presentar una solución inteligente tenemos que conocer perfectamente el mercado”, dice Rojo. “Seguiremos haciendo análisis de cómo es el comportamiento de la vida dentro del hogar de los mexicanos, dentro de cada una de las ciudades, porque no es la misma la vida en el hogar en Guadalajara que en Puebla o que en Ciudad de México”.