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El costo de que EU rompa con los autos ‘made in México’

Para eliminar por completo su dependencia de los vehículos fabricados en México, EU necesitaría 18 plantas automotrices nuevas con una inversión de entre 50,000 y 70,000 millones de dólares.
sáb 12 abril 2025 09:49 AM
Este será el costo de que EU diga adiós a los autos “made in México”
Las armadoras no atraviesan su mejor momento financiero. Las inversiones están centradas en electrificación, baterías, software. No les sobra el capital para levantar casi veinte plantas nuevas.

Romper una relación de 30 años nunca es barato. Mucho menos cuando este vínculo implica miles de empleos, millones de automóviles y decenas de fábricas a ambos lados de la frontera. Pero eso es justo lo que propone hoy la Casa Blanca: un Estados Unidos sin autos “Made in México”.

La idea suena patriótica, pero los números la aterrizan de golpe. Para eliminar por completo su dependencia de los vehículos fabricados en México, según cálculos de la Industria Nacional de Autopartes, Estados Unidos necesitaría construir 18 plantas automotrices nuevas. La factura: hasta 50,000 millones de dólares. Y eso es solo el comienzo.

“Migrar las capacidades productivas fuera de México podría costar incluso 70,000 millones de dólares y tardar entre cinco y diez años, si se toma en cuenta el resto de la cadena", advierte Gabriel Padilla, director de la Industria Nacional de Autopartes (INA). No se trata solo de levantar naves industriales: es construir desde cero una nueva red de proveedores, ingenieros, técnicos, operadores y rutas logísticas.

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El giro proteccionista que impulsa Donald Trump amenaza con desarticular la arquitectura industrial que América del Norte tejió desde los años noventa. Y lo hace con una espada bien afilada: tres aranceles que suman 52.5% sobre los vehículos que no se ensamblen en suelo estadounidense. El mensaje es claro: o producen aquí, o pagan.

Pero ese arancel tiene un costo directo para los consumidores. Hace cinco años era de 35,000. Si el arancel se convierte en realidad, el mercado podría volverse inaccesible para millones de familias. Según la INA, el precio promedio de los autos importados desde México subiría 3,000 dólares. Y en los segmentos de lujo, el golpe sería mayor: entre 5,000 y 8,000 dólares por unidad.

“Son escenarios que se están modelando, pero falta mucho para tener una claridad real”, advierte Padilla.

Lee también: Automotrices se reinventan en México para cumplir con el nuevo T-MEC

El impacto, según las previsiones más conservadoras, implicaría la pérdida de al menos un millón de unidades en ventas anuales. El año pasado se comercializaron 16 millones de vehículos. Un millón menos equivale a miles de empleos, cientos de concesionarios y una larga cadena de proveedores en aprietos, en ambos lados de la frontera.

“Esperaríamos un menor desempeño, pero pensar que toda la producción se puede reubicar en Estados Unidos no es realista”, dice Padilla. Al menos no de forma inmediata. Y mucho menos sin un costo considerable.

No solo es dinero...

México, mientras tanto, observa con cautela. En 2024 exportó casi 3 millones de vehículos a Estados Unidos. Cancelar ese flujo de un día para otro no solo golpea su economía: también sacude a las propias armadoras estadounidenses, que operan desde México por eficiencia, escalabilidad y cercanía.

Trump intenta seducir con incentivos fiscales, como la deducción inmediata del impuesto sobre la renta para nuevas inversiones. Pero incluso eso puede no ser suficiente ante el tamaño del desafío. “No es solo dinero. Es tiempo, planeación y una cadena logística completamente nueva”, agrega Padilla.

Además, las armadoras no atraviesan su mejor momento financiero. Las inversiones están centradas en electrificación, baterías, software. No les sobra el capital para levantar casi veinte plantas nuevas. “La cadena de suministro no puede absorber esos costos. Se están trasladando al consumidor”, advierte Padilla.

Y aunque las negociaciones con México siguen en marcha, el tono ya cambió. Ya no se discute integración. Se discute blindaje. La región, que alguna vez se pensó como un bloque competitivo frente a Asia, ahora enfrenta su propio desmembramiento comercial.

“Desde el sector autopartes hemos visto que una política de aranceles permanente es inviable. Las empresas requieren años de planeación para cambiar de ruta”, señala Padilla.

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