Musk asumió un rol protagónico como asesor especial en el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), una figura creada por la administración de Donald Trump para implementar recortes y reorganizaciones en agencias federales. Esta cercanía con el político republicano, sumada a sus posturas controvertidas en redes sociales, ha desatado una oleada de reacciones negativas hacia Tesla.
El movimiento en redes sociales conocido como #TeslaTakedown escaló rápidamente. En Estados Unidos se han reportado ataques a concesionarios, incendios en estaciones de recarga y actos vandálicos contra unidades de la marca. La tensión llegó incluso al Vancouver International Auto Show en Canadá, donde Tesla fue retirada del evento por motivos de seguridad.
“Es como si fuera un manejo de crisis, que en realidad tendría que ser así porque Tesla está en crisis”, dijo Martha Aída Cantú, experta en imagen pública. “Yo veo difícil que de la noche a la mañana se pueda recuperar… Es momento de que sus asesores, porque no es Musk solo, se sienten con él y hagan un plan de acción”.
La competencia avanza, y el mercado también
A la par, la competencia no solo crece: innova. BYD, la gigante china, anunció a inicios de año una nueva tecnología de carga capaz de recargar sus vehículos en apenas cinco minutos. También presentó el sistema “God's Eye”, una avanzada suite de monitoreo vehicular que ha captado la atención de analistas en todo el mundo.
Mientras tanto, Tesla mantiene una gama de productos que muchos consideran envejecida. El Model Y, su gran apuesta, ha perdido atractivo frente al SUV Song de BYD, un híbrido enchufable con múltiples configuraciones de batería y precios competitivos.
“Tenemos un gran tema entre BYD y Tesla, que es el mercado, el cliente y la estrategia de Tesla de ser 100% eléctrico, mientras que BYD es electrificado, lo que le ha servido para sacar ventaja”, explica Eric Ramírez, director de Urban Science para América Latina y el Caribe.
La estrategia de Tesla de apostar exclusivamente por autos eléctricos, sin diversificar hacia híbridos, hoy parece una camisa de fuerza. En contraste, BYD ofrece desde vehículos a gasolina hasta híbridos enchufables, lo que le permite adaptarse mejor a las condiciones de cada mercado.
Los números reflejan la tendencia. BYD superó a Tesla en ventas globales al cierre del primer trimestre, con más de 350,000 unidades comercializadas. Además, la compañía china anticipó ganancias netas de hasta 1,380 millones de dólares, un crecimiento de hasta 119% respecto al mismo periodo del año anterior.
El entorno también juega en contra. La falta de infraestructura de carga, sumada a los elevados costos de producción, ha provocado que muchos consumidores opten por autos híbridos, vistos como un paso intermedio más viable.
En este escenario, Tesla ha comenzado a recortar costos y optimizar operaciones. “Yo creo que para los próximos años Tesla no va a tener ningún anuncio de planta nueva en ninguna parte, además de que es muy probable que cierre la planta de Alemania”, advierte Ramírez. “Tiene demasiadas presiones, no estoy seguro de que sea rentable ahora”.
El miércoles pasado, el medio digital Politico aseguró que Musk estaría por abandonar su rol como funcionario en el gobierno de Trump. La Casa Blanca negó la versión. “Esta ‘primicia’ es basura”, dijo Karoline Leavitt, portavoz del presidente. “Elon Musk y el presidente Trump han declarado públicamente que Elon dejará el servicio público como empleado especial del gobierno cuando complete su increíble trabajo en DOGE”.
Más allá del ruido político, el futuro de Tesla depende de decisiones empresariales urgentes. El liderazgo de Musk ya no se percibe como infalible. Sus mensajes públicos y posturas ideológicas han dejado de ser activos de marca para convertirse en pasivos reputacionales.