“Se está también anticipando una mayor dificultad por parte de los consumidores para adquirir vehículos nuevos. Hay diferencias de precios entre uno nuevo y uno usado, es natural, y ante la desaceleración de la economía y las previsiones de que incluso se podría llegar a una recesión, hay consumidores que prefieren adquirir uno seminuevo en buenas condiciones”, añade a petición de Expansión en una conferencia con medios de comunicación.
Otro factor que está incidiendo en las previsiones a la baja, es que ya no se cuenta con los pedidos rezagados que no pudieron atenderse en los años pasados por las disrupciones en las cadenas de suministro que ocasionó la pandemia por covid-19, que terminó mermando la producción automotriz y con ello también se vieron afectados los niveles de inventario en las agencias y concesionarios.
A lo largo del año pasado, aún con pedidos pendientes, se comercializaron en México casi 1.5 millones de vehículos nuevos, lo que significó un incremento de 9.7%, de acuerdo con datos de Inegi. Con una base de comparación alta y ya sin demanda rezagada, los especialistas prevén una especie de desaceleración para el mercado de unidades nuevas.
“Ya no son los ritmos que veíamos el año pasado. Desde antes ya sabíamos que, una vez estabilizándose el sistema de inventarios, de oferta y demanda, íbamos a bajar a los ritmos”, refiere en entrevista con Expansión Eric Ramírez, director para América Latina y el Caribe de Urban Science.
¿Es buen momento para comprar un auto usado?
Por la inercia que está siguiendo el mercado, la AMDA prevé que el negocio de autos seminuevos o usados para las agencias se vuelva más atractivo para los distribuidores, de tal manera que se espera que la oferta de crédito entorno a la adquisición de estos se siga incrementado, al representar una buena oportunidad de negocio.
“Tenemos en este momento una buena competencia y oferta de crédito para la adquisición de vehículos seminuevos… Sí, estamos esperando un interés creciente por parte de los distribuidores atendiendo la disposición de los consumidores para adquirir vehículos seminuevos”, sostiene Rosales.
Un estándar conocido en el mercado de los autos seminuevos o usados es fijarse en el kilometraje de la unidad, considerando que, en promedio, cada año un vehículo puede recorrer entre 20,000 y 25,000 kilómetros.
Por la pandemia de covid-19, que llegó a paralizar con fuerza la movilidad en México y en el mundo en 2020 y 2021, Ramírez sostiene que es posible encontrar vehículos seminuevos o usados sin tanto kilometraje por este factor, lo que ya es un punto a favor para pensar en su adquisición.
“Yo creo que va a venir un segundo momento para los autos seminuevos, donde se van a revalorar aquellas unidades con poco kilometraje, lo que sería una compra muy buena”, sostiene Ramírez.
A diferencia de como sucede en los financiamientos entorno a los vehículos nuevos, en donde está el interés por vender tanto del distribuidor, como de la marca y de la financiera o banco, agentes que son capaz de dar un estímulo o subsidios para su colocación, para los autos seminuevos o usados la historia es completamente diferente.
Ramírez resalta que en el financiamiento de un vehículo de uso ya no está el interés de la marca. Al enfrentar un poco más de riesgo en su colocación en el mercado por parte de los distribuidores y los bancos o financieras para los vehículos seminuevos o usados, los créditos suelen estar hasta 4 puntos porcentuales por arriba de uno nuevo, de tal manera que es importante fijarse en esto para que se trate de una buena compra.
“Una opción es comprarlo (un auto usado) al contado, y otra opción sigue siendo el financiamiento, pero no un financiamiento largo ni complejo. Lo ideal sería un financiamiento corto, que es posible conseguir directamente con los distribuidores, porque pueden hacer planes de seis o 12 meses”, argumenta.
