Este crecimiento responde a una combinación de factores económicos y hábitos de consumo. Según Ernesto Salazar, gerente de estudios económicos de Comecarne, el mayor acceso al ingreso disponible —impulsado por los aumentos al salario mínimo y los programas sociales— ha permitido a más familias destinar parte de su gasto a proteínas, y las carnes frías destacan por su menor precio frente a otras opciones.
“El ingreso promedio ha crecido, y eso se refleja en el consumo de alimentos. Las carnes frías ofrecen una opción accesible y versátil para complementar la dieta, ya sea en casa o en negocios de comida preparada”, explica Salazar.
El pollo se mantiene como la proteína más consumida por los mexicanos, con una participación del 44%, seguido por la carne de res (21%), cerdo (16%), carnes frías (estimadas dentro del cerdo y pavo), y el pavo con apenas 3%. Sin embargo, el crecimiento del consumo de carnes frías destaca frente a otras categorías más tradicionales.
Crece la venta a granel
Otro factor que ha impulsado el consumo es la venta a granel, una práctica común tanto en tiendas de barrio como en supermercados. La compra en pequeñas porciones permite a las familias ajustarse a su presupuesto y evitar desperdicios, ya que estos productos son altamente perecederos.
“Estas variedades ya se venden empacadas en ciertos gramajes, pero lo tradicional sigue siendo pedir un cuarto o medio kilo en el mostrador. Incluso, la venta a granel en supermercados es más alta que lo que se lleva de los refrigeradores”, explica Macarena Hernández, directora general de Comecarne.
En 2024, el 35% de las carnes frías se compraron en tiendas de abarrotes, 26% en charcuterías, 25% en supermercados y 12% en mercados y minisupers, de acuerdo con el mismo organismo. El dato revela la relevancia de los canales tradicionales y de cercanía en la comercialización de estos productos.
En términos generales, el consumo de carnes frías tuvo un avance de 3.1% durante el año, mientras que la producción aumentó 1.8%. Si bien la oferta creció a menor ritmo que la demanda, el sector logró mantener el abasto, apuntalado por importaciones.
Las compras al exterior de carnes frías aumentaron 10.8%, una señal del dinamismo interno, mientras que las exportaciones cayeron 50.1%, golpeadas por la debilidad del consumo en países centroamericanos, que son los principales compradores de productos mexicanos de este tipo.
“El foco está en atender la demanda nacional, que sigue siendo fuerte. El crecimiento del consumo interno ha compensado la caída en las exportaciones”, añade Salazar.