Maricarmen Montes de Oca Monroy, especialista en el área de regulación e innovación en una productora de materias primas, comenta que han realizado “grandes inversiones”, para atender los cambios en la industria hacia los ingredientes y aditivos naturales para poder responder a los ajustes en productos terminados, sobre todo para atender las regulaciones estadounidenses, con mira en las exportaciones de los insumos.
“Para todos los proveedores hicimos reformulaciones. Hay un parteaguas de un año porque esto va a ser estricto en 2026. Se trata de buscar calidad e inocuidad, en un producto que dure bastante, que no pierda sus características sensoriales principales ni su funcionalidad”, explica.
Los pequeños productores de alimentos también atienden las tendencias. Carolina Cruz, fundadora de Casa Molenda, una tienda en línea que comercializa productos naturales, comenta que las pequeñas empresas requieren un mayor inversión y tiempo de desarrollo para que los productos alcancen los estándares establecidos.
La emprendedora detalla que el proceso de innovación para el ajuste de una receta le ha llevado por lo menos tres meses, en los que realizan diversas pruebas para encontrar las recetas que no modifiquen sabores, colores y ofrecen tiempos de anaquel de por lo menos seis meses.
“Establecimos un proceso para obtener nuestros propios colorantes y deshidratamos ciertos productos que nos dan un color. Para esto hicimos un testing de aproximadamente cinco meses en los cuales probamos los diferentes colores sin que alteren la vida de anaquel y el sabor de los productos”, explica Cruz.
Rodrigo Pereda, gerente de vinculación estratégica en NIUNCO, escribe en un análisis que el uso de ingredientes naturales o de comercio justo a menudo conlleva un costo más alto en comparación con los ingredientes sintéticos o procesados. “Esto puede aumentar el precio final del producto, lo que puede resultar en una barrera para algunas empresas, especialmente para aquellas que operan en mercados sensibles al precio”, detalla.
No obstante, los expertos coinciden en que las etiquetas limpias fomentan una relación de confianza con los consumidores que cada vez están más atentos al impacto de determinados ingredientes en su salud.
“El uso de ingredientes naturales es visto como un símbolo de confianza. Los usuarios tienen una preferencia por lo natural donde se presenta como una forma de resistencia al modelo industrial y eso se vincula también con la necesidad de recuperar el control sobre lo que se consume”, dice Eric Ruderman, el que es director de Ciencias de Datos en Dinamic.
Además, desde la perspectiva de Maricarmen Montes de Oca Monroy, las empresas tienen la oportunidad de ofrecer sus productos bajo un marketing que resalta la naturalidad de los ingredientes y su impacto positivo en la salud. Aunque entre los retos también está el conocer si los usuarios están listos para ver, por ejemplo, colores menos vivos en determinados sabores, como la fresa.
“Vamos a ver si el consumidor está preparado para ver una bebida sin color, porque la importancia de los colores que inspiran a probar nuevos sabores oingredientes, es un tema hasta psicología”, dice la experta.
En línea con las regulaciones internacionales
Bimbo es una empresa global, por lo que no es una sorpresa que el anuncio coincide con los lineamientos de las autoridades estadounidenses para que las empresas de la industria alimentaria eliminen gradualmente colorantes como el Rojo 40 y el Amarillo 5 antes de 2027. En México no hay una regulación que siga este camino, por lo que resulta significativo que los ajustes se realicen desde la iniciativa privada.
Entre los colorantes que saldrán del mercado estadounidense están Rojo 40, Amarillo 5, Azul 1, Azul 2, Verde 3, Rojo cítrico 2, Naranja B, comúnmente utilizados en alimentos procesados como cereales, dulces, panes y bebidas. La decisión deriva de los resultados de diversos estudios que relacionan estos ingredientes con riesgos para la salud.
La transición dentro de los procesos de innovación tienen que contemplar el ajuste de las fórmulas para considerar algunos colorantes que se producen a partir de fuentes vegetales, frutas, algas y especias, como la cúrcuma o la remolacha.
Bimbo no es la primera empresa en el mundo en sumarse a esta tendencia de etiquetas limpias. En junio, Kraft Heinz anunció que eliminará todos los colorantes artificiales de sus productos de sus marcas Kool-Aid, Jell-O y Jet-Puffed para finales de 2027 y PepsiCo, dijo que las marcas Lay’s y Tostitos dejarán de utilizar estos colorantes sintéticos antes de que finalice este año.
Nestlé, Conagra, Conagra Brands y General Mills también anunciaron la eliminación de colorantes artificiales de sus productos, desde el año pasado, en línea con los ajustes regulatorios de las autoridades estadounidenses.
Para los expertos, este revire hacia los ingredientes naturales viene desde la atención a la salud. “Todas las regulaciones y todos estos cambios tienen como objetivo que el consumidor pueda tener un mejor producto, que pueda tomar decisiones también en cuanto a etiquetado”, dice Montes de Oca Monroy.