Ante esta coyuntura, la palabra clave es “interconexión”, sobre todo a nivel regional, donde las matrices energéticas de los países se complementan para buscar el bienestar colectivo. En México, no obstante, este esquema no se ha materializado.
De acuerdo con datos del Centro Nacional de Control de Energía (CENACE) citados por Ramírez, existen 11 puntos de interconexión: nueve con Estados Unidos y dos con América Latina. No obstante, su uso se reserva principalmente para situaciones de emergencia en la red, más que para un fortalecimiento gradual o una estrategia de crecimiento integral alineada con las necesidades de las industrias.
“Las interconexiones regionales fortalecen a un sistema energético. Pueden satisfacer necesidades y, además, ayudan a reducir de manera eficiente el costo de la energía, porque el precio no es el mismo en todos los países”, subraya.
El tema ha captado la atención de empresas como la alemana Siemens, que considera al sector energético como la piedra angular para el desarrollo de las sociedades y, con ello, de la economía. Esto resulta especialmente relevante en México, que en los últimos años, tras la pandemia de covid-19, ha registrado cifras récord en inversión extranjera directa.
“Debemos entender que la energía es la columna vertebral para el crecimiento de un país. Con todo lo que se habla del nearshoring, nosotros tenemos expectativas de que sigan llegando empresas y, con ello, crezca la demanda de energía. Por eso es importante modernizar las redes, expandirlas y digitalizarlas, de manera que logremos un uso óptimo”, comenta Aniela Marval, Vicepresident of Grid Technologies Sales Latin America de Siemens Energy.
Para Marval, la planeación es crucial: sin una visión de futuro sostenible, resulta prácticamente imposible abrir camino al desarrollo del sector energético.
“Lo más importante es la planificación. Con ella ya se cumplen muchos de los requisitos para resolver los grandes desafíos que enfrentamos. Mucho hablamos de transición energética, pero no existe tal cosa si no logramos llevar los electrones desde donde se generan hasta donde se necesitan”, sostiene.
Y es que, además de reglas claras, particularmente de la Comisión Federal de Electricidad como empresa clave del sector, las grandes inversiones buscan un suministro eléctrico eficiente.
Los centros de datos, por ejemplo, son intensivos en energía y representan un punto de partida para detonar mayor dinamismo y economías de escala. Si México quiere atraerlos, debe ofrecer condiciones favorables y certidumbre en el suministro.
Luis Lugo, Country Head México de CloudHQ, enfatiza que un centro de datos como el que opera la compañía requiere hasta 360 megawatts para funcionar, por lo que la seguridad energética es uno de los pilares que determinan dónde invertir.
“Un data center necesita tener el menor riesgo posible en todos los sentidos: seguridad energética, hídrica, pertenencia de la tierra, de la zona… Necesitas garantías en el suministro y, a veces, incluso redundancia, porque puedes tener uno, dos o tres sistemas, de manera que, si falla uno, cuentas con otro de respaldo. La seguridad energética es vital para los data centers y, si como país queremos crecer en este sector, necesitamos ser atractivos con este tipo de certidumbre”, comenta durante su participación en Energy Talks 2025.