Octavio de la Torre, presidente de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (CONCANACO SERVYTUR México), considera que México tiene todo el potencial para escalar posiciones en el ranking mundial de turismo, aunque ve como un primer paso fortalecer la competitividad con una visión integral basada en sostenibilidad, innovación y seguridad.
Uno de los cuellos de botella es la infraestructura y la conectividad aérea, terrestre y digital. Sin vuelos suficientes, carreteras en buen estado y plataformas digitales integradas, los incrementos de turistas proyectados podrían quedar en promesas. Sectur reconoce la necesidad de traslados seguros, accesibles y sostenibles.
El fortalecimiento de la seguridad turística también es crítico. La confianza del visitante depende de la percepción de seguridad, un elemento que históricamente ha limitado la captación de turistas internacionales en varias regiones del país.
La digitalización es otro reto. Muchas micro, pequeñas y medianas empresas turísticas no están conectadas con mercados internacionales ni aprovechan herramientas digitales para mejorar eficiencia o visibilidad. “Dar un impulso a la digitalización de las empresas turísticas es clave para aumentar su eficiencia y conexión con nuevos mercados”, señala De la Torre.
El reto no es solo cuantitativo, sino cualitativo. Diversificación de destinos y profesionalización del sector son esenciales para sostener el crecimiento: hoteles, restaurantes y operadores deben ofrecer experiencias competitivas frente a otros países que también buscan escalar posiciones.
“El turismo mexicano no compite solo en cifras: compite en experiencias, en la autenticidad de su gente, en la hospitalidad de sus comunidades y en la visión emprendedora de miles de negocios familiares”, dice De la Torre. Esa riqueza intangible, aunque valiosa, requiere inversión y coordinación para transformarse en visitantes recurrentes.
En el plano de inversión, el Portafolio Turístico Nacional y Extranjero 2025-2030 proyecta 20,615 millones de dólares en 282 proyectos para 22 estados, con enfoque en Turismo Comunitario. Sin embargo, ejecutar proyectos de esta magnitud enfrenta retrasos burocráticos, costos locales y necesidad de supervisión estratégica.
Sectur señala que México consolida mercados emisores de Norteamérica, América Latina, Europa y Asia, y que la marca México está en el top 10 mundial. Pero penetrar efectivamente en nuevos mercados exige campañas consistentes y coordinación con operadores locales y regionales.
Un escaparate para el turismo mundial
El Mundial de 2026 se plantea como catalizador de este crecimiento. El país será una de las sedes, lo que representa una oportunidad para incrementar el número de visitantes y diversificar la oferta turística nacional. “El 2026 es el año histórico del turismo en nuestro país. No solo por el Mundial, sino por eventos inéditos de enero a diciembre que nos permitirán avanzar hacia la meta de ser el quinto país más visitado del mundo”, dijo la funcionaria durante su participación en el Expansión Summit, el pasado 11 de septiembre.
Sectur proyecta llevar la Copa a 32 estados y 177 Pueblos Mágicos, complementada con festivales culturales y gastronómicos. Pero la magnitud del evento también implica riesgos logísticos y de saturación de infraestructura.
“Más allá del momento deportivo, representa un escaparate global que puede detonar un flujo sostenido de visitantes en los años posteriores si se aprovecha con una estrategia integral”, subraya De la Torre. La advertencia implícita: sin estrategia, el Mundial podría generar picos temporales sin impacto duradero.
Otro punto crítico es la coordinación público-privada. La promoción de destinos, la seguridad y la hospitalidad dependen de alianzas sólidas. Los esfuerzos dispersos podrían diluir la percepción internacional de México como destino confiable y moderno.
Los recursos humanos del sector también requieren atención. La profesionalización y formalización de micro y pequeñas empresas turísticas es lenta, y la escasez de personal capacitado podría limitar la capacidad de atender un volumen creciente de turistas internacionales.
Sectur apuesta por experiencias integrales que combinen fútbol, cultura y gastronomía, pero cada evento requiere planificación de transporte, servicios y promoción, y cualquier falla podría afectar la percepción global del país.
El crecimiento proyectado de la llegada de visitantes (30% para 2030) requiere que las rutas aéreas, terrestres y marítimas soporten la demanda, con tarifas competitivas y accesibilidad. La infraestructura actual aún presenta limitaciones en varios estados.
La sostenibilidad es otro desafío. Incrementar visitantes sin impactos negativos en comunidades locales y ecosistemas es un equilibrio delicado que México deberá gestionar si busca consolidar su reputación internacional.
Si estos retos estructurales no se abordan de manera simultánea y coordinada, la aspiración de superar a Turquía y consolidarse como quinto destino turístico mundial podría quedar en la categoría de oportunidad desaprovechada.