Golpe a la estrategia eléctrica
En el centro de las dificultades se encuentra el proyecto Cellforce Group, la filial destinada a desarrollar baterías de alto rendimiento. Concebida como el corazón tecnológico de la nueva era eléctrica de Porsche, la planta ubicada en Kirchentellinsfurt ha terminado convertida en símbolo de los ajustes.
De acuerdo con reportes del diario alemán Der Spiegel, la marca cerrará la mayor parte de las operaciones en esa fábrica, con el despido de 200 de sus 286 trabajadores. “El mercado de vehículos eléctricos no se desarrolló como esperábamos. Las condiciones han cambiado fundamentalmente y debemos reaccionar”, admitió Michael Steiner, miembro del Consejo Ejecutivo de Investigación y Desarrollo de Porsche.
El cierre implica una depreciación contable de 295 millones de euros en los activos de Cellforce, además de la pérdida del proyecto de producción interna de baterías, que ahora quedará reducida a un pequeño centro de investigación y desarrollo.
“Tomamos esta decisión con gran pesar y con pleno reconocimiento al trabajo de nuestros empleados. Sin embargo, el modelo de negocio planificado ya no es económicamente viable”, añadió Steiner.
La marca ha intentado amortiguar el golpe ofreciendo a los trabajadores de Cellforce la posibilidad de ser reubicados en PowerCo, el centro de competencia de baterías del Grupo Volkswagen. Pero, a diferencia de su casa matriz, la filial no cuenta con un consejo laboral ni con garantía de empleo hasta 2030, lo que agrava la incertidumbre de su plantilla.
En este contexto de ajustes, Porsche también decidió retrasar la transición completa hacia la electrificación. Su nueva estrategia prevé mantener en producción vehículos con motor de combustión e híbridos enchufables al menos hasta la próxima década, en busca de mayor flexibilidad frente a la volatilidad del mercado.
“Con una flexibilidad total en los tipos de propulsión y una estructura de costes mejorada, Porsche está bien posicionada para el futuro”, declaró Oliver Blume, presidente del Consejo de Dirección del Grupo Volkswagen y de Porsche AG. “Los cambios radicales en nuestros principales mercados, Estados Unidos y China, nos han planteado nuevos retos que exigieron reorientar la empresa”.
Cambio de liderazgo en medio de la tormenta
Blume, considerado el arquitecto del auge reciente de la compañía, anunció que dejará su cargo al frente de Porsche AG a finales de este año, tras una década de liderazgo marcada por la salida a bolsa y los récords de rentabilidad. “He decidido ceder el testigo a mi sucesor en beneficio del Grupo Volkswagen”, dijo citado en un comunicado.
Su reemplazo será Michael Leiters, hasta ahora director general de McLaren Automotive y con una trayectoria previa en Ferrari y en la propia Porsche, donde lideró las gamas Cayenne y Macan. El nombramiento busca imprimir una visión técnica y de producto en un momento de redefinición estratégica.
“Michael Leiters cuenta con décadas de experiencia en la industria automovilística. Su estilo de liderazgo y profundo conocimiento del sector son requisitos esenciales para dirigir con éxito Porsche AG”, expresó Wolfgang Porsche, presidente del Consejo de Supervisión, en el mismo comunicado.
En el fondo, el cambio en la dirección refleja la necesidad de un nuevo impulso ante un entorno adverso. Las ventas globales de Porsche han caído de manera significativa durante 2025, especialmente en China, donde los consumidores muestran una preferencia creciente por marcas locales de autos eléctricos, como BYD y NIO, que ofrecen precios más competitivos.
En Europa, la compañía mantiene un mejor desempeño. Cerca del 57% de sus vehículos vendidos en el primer semestre fueron electrificados (híbridos o totalmente eléctricos), superando los objetivos planteados durante su oferta pública inicial. A escala global, el índice de electrificación se sitúa en 36%, muy por debajo de lo previsto por el grupo.
“Porsche sigue siendo uno de los fabricantes tradicionales más exitosos en la transformación hacia la movilidad eléctrica”, insistió Blume. “Sin embargo, debido a las condiciones desafiantes, particularmente en Estados Unidos y en el segmento eléctrico de lujo aún no desarrollado en China, hemos reorganizado nuestras actividades de baterías y priorizado la flexibilidad de propulsión”.
La empresa confía en que la diversificación de motores —combustión, híbrido y eléctrico— le permitirá estabilizar sus márgenes mientras el mercado global de vehículos eléctricos madura. Aun así, el impacto en su rentabilidad será evidente cuando el próximo 24 de octubre publique sus resultados financieros del tercer trimestre, que se anticipan a la baja.
Desde el Consejo de Supervisión, Wolfgang Porsche ha respaldado la gestión de Blume en este periodo de transición. “Oliver Blume ha asumido la responsabilidad de dirigir la empresa en tiempos difíciles y lo ha hecho con gran éxito. Nos complace seguir colaborando estrechamente con él como CEO del Grupo Volkswagen”, afirmó.