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Sector automotriz rechaza revisión bilateral de T-MEC; pide integración regional

Ante la negociación del T-MEC, el sector automotriz pide mantener la revisión trilateral para preservar la cadena de suministro y la competitividad frente a China.
mar 21 octubre 2025 12:00 AM
La revisión del T-MEC genera tensión en la industria automotriz y la propuesta bilateral amenaza 30 años de integración
Para firmas como Toyota que cuenta con 14 plantas de manufactura en la región, una visión bilateral va en contra de las bases del negocio que se ha formado en las últimas tres décadas. (Imelda Medina/REUTERS)

La inminente revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) ha encendido alertas en el sector automotriz. Aunque el Gobierno de México ha planteado la posibilidad de una negociación bilateral —y no trilateral, como sucede actualmente— la industria no ve con buenos ojos este cambio, pues teme que afecte la competitividad y la integración regional que ha impulsado su crecimiento durante más de tres décadas.

Las nuevas políticas del presidente Donald Trump han puesto sobre la mesa una amenaza seria para la industria automotriz de América del Norte. La posibilidad de modificar el T-MEC y sustituirlo por acuerdos bilaterales amenaza con fragmentar el ecosistema productivo que, desde el TLCAN ha impulsado a los tres países como un bloque industrial de peso global.

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La Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) considera clave mantener la visión trilateral para conservar la competitividad. El organismo, que agrupa a los fabricantes de vehículos ligeros en México, expone: “con el TLCAN, y ahora el T-MEC, los tres países nos hemos beneficiado por más de 30 años. En el entorno global solo podremos competir con el resto del mundo manteniéndonos como una región”, expone el organismo en un posicionamiento compartido a Expansión.

El sector considera que un viraje hacia acuerdos bilaterales pondría en riesgo los avances alcanzados en la integración de cadenas de valor, la homologación de reglas de origen y la cooperación en materia de inversión y tecnología. La posibilidad de elevar el Valor de Contenido Regional (VCR), una medida que se ha sugerido en algunos foros, también genera resistencia entre los fabricantes.

Entre los principales defensores del esquema trilateral está Toyota, que en noviembre pasado anunció una inversión de 1,450 millones de dólares para modernizar y equipar sus dos plantas en México, ubicadas en Baja California y Guanajuato, con miras a producir la nueva generación de la camioneta Tacoma y su versión híbrida.

“El tratado es una clave fundamental, no solo para Toyota, sino para toda la industria establecida en la región, por eso es importante que la negociación se enfoque de manera trilateral, a efecto de que podamos seguir teniendo estas fortalezas que nos han definido históricamente.

"Tenemos más de tres décadas generando nuestras estrategias bajo este fundamento, por ello, es claro que necesitamos mantener esta visión”, comenta Lizette Gracida, directora senior de Relaciones Institucionales y Comercio Exterior de Toyota México.

La automotriz japonesa opera 14 plantas en la región: 11 en Estados Unidos, dos en México y una en Canadá. Pero más allá de la producción terminal, Gracida enfatiza que la fortaleza regional radica en una red compartida de proveeduría y tecnología.

“Todas las partes que utilizamos para la producción de nuestros vehículos, de las baterías y de cualquier automotriz, son de la región y no de un solo país. Es un ecosistema, es una cadena de suministro muy integrada, a profundidad, la cual es un orgullo para nosotros porque hemos desarrollado muchos proveedores regionalmente. En México, hacemos compras muy importantes a proveedores mexicanos de manera anual de más de 4,000 millones de dólares, entonces esa es la visión y eso es lo que seguiremos privilegiando”, sostiene.

Esa interdependencia regional explica por qué la industria percibe cualquier intento de bilateralizar el T-MEC como una amenaza estructural. No se trata solo de mantener reglas comerciales, sino de conservar un modelo de integración que ha permitido el flujo eficiente de bienes, capital y conocimiento técnico entre los tres países.

Los primeros síntomas de incertidumbre ya se reflejan en las cifras. De acuerdo con el Inegi, la producción de vehículos ligeros en México registra una disminución de 0.3% en lo que va del año, mientras que las exportaciones acumulan una caída de 0.9%.

El impacto es aún más severo en la industria de vehículos pesados, cuya producción cayó 34.5%, y cuyas exportaciones son 29.1% menores que el año previo. Para este segmento, la certidumbre jurídica que ofrece un tratado trilateral es fundamental.

“Además de ser un tema comercial, es un instrumento legal con bases y reglas que garantizan el intercambio comercial en muchos sentidos, por lo mismo, nosotros estamos convencidos que las negociaciones o tratados bilaterales no son de alto impacto como lo puede ser un tratado trilateral. Nosotros queremos un tratado trilateral”, comenta Rogelio Arzate, presidente de la Asociación Nacional de Productores de Autobuses, Camiones y Tractocamiones (Anpact).

El dirigente enfatiza que una negociación bilateral abriría la puerta a múltiples marcos normativos, generando costos y complejidad operativa. “Cada país tendría que renegociar sus condiciones por separado, y eso crea incertidumbre. En cambio, con un tratado trilateral se asegura una base común para la producción, la inversión y la exportación”, añade.

A nivel global, la presión competitiva también se intensifica. China ha ganado terreno como el mayor fabricante mundial de vehículos, en especial eléctricos, desplazando progresivamente a Estados Unidos, Japón y Alemania en capacidad productiva y adopción tecnológica.

En ese contexto, mantener la cohesión de Norteamérica como bloque manufacturero adquiere un valor estratégico. La Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA) sostiene que incluso para Estados Unidos, un esquema bilateral resultaría contraproducente.

“La mejor garantía para que Estados Unidos siga encabezando económicamente al mundo es la integración en Norteamérica logrando fortalecer de por sí su muy potencial desarrollo con la colaboración, integración y el beneficio compartido como lo ha dicho nuestra presidenta Claudia Sheinbaum con la integración con Canadá y con México. La mejor solución para la región es una mayor integración, mayor fortalecimiento del T-MEC, y por supuesto que esto, en primera línea de beneficio, coloca a México”, subraya Guillermo Rosales, presidente de la AMDA.

Las cifras lo respaldan: México y Canadá concentran más del 60% de las importaciones de autopartes que utiliza la industria automotriz estadounidense, una relación que se vería afectada si se rompen las reglas comunes del tratado.

Hasta ahora, nada está definido. El pasado 7 de octubre, Donald Trump anunció la posibilidad de negociar acuerdos bilaterales en sustitución del T-MEC. Desde entonces, el Gobierno mexicano ha reiterado su compromiso de defender la negociación tripartita.

Mientras los equipos técnicos preparan la revisión formal del tratado, la industria automotriz se mantiene alerta. El desenlace de esta discusión podría redefinir el mapa productivo de Norteamérica y el papel de México dentro de él.

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