Los contratos vuelven a la combustión
Durante 2025, Nemak ha ganado nuevos contratos comerciales por un valor aproximado de 250 millones de dólares en ingresos anuales. De ese monto, el 80% corresponde a componentes de tren motriz para motores de combustión interna y el 20% a piezas para vehículos eléctricos, estructura y chasis.
“Son contratos muy interesantes y lo relevante es que utilizaremos activos existentes para producir estas piezas. Esto está relacionado con el cambio, especialmente aquí en Norteamérica, debido a la desaceleración en la adopción de vehículos eléctricos”, comenta Armando Tamez, CEO de Nemak, durante una llamada con inversionistas.
En Norteamérica, las automotrices han optado por ampliar sus líneas híbridas o mantener en producción modelos a gasolina con mayor eficiencia, ante una demanda que aún no se inclina de forma decisiva hacia lo eléctrico.
“Algunos de nuestros clientes están aumentando, por ejemplo, la producción de vehículos de combustión interna e híbridos. Y esto es lo que nos está dando volúmenes adicionales. Lo bueno de esto es que la mayor parte se absorberá con los activos existentes sin ningún gasto de capital adicional”, señala Tamez.
El cambio en la composición del portafolio también tiene un impacto financiero. De acuerdo con su último reporte, Nemak registró un ligero avance de 0.2% en ingresos y una caída de 15% en su flujo operativo. A pesar del entorno, la empresa confía en mantener estabilidad en sus márgenes gracias al aprovechamiento de sus plantas actuales.
Electrificación más lenta de lo previsto
No todo, sin embargo, ha sido positivo. La compañía reportó un deterioro de activos no operativos por 17 millones de dólares, principalmente vinculados a proyectos del sector de vehículos eléctricos que no han alcanzado los volúmenes esperados.
“Sí, como ha señalado correctamente, este deterioro está relacionado con activos, la mayoría de ellos asociados a proyectos del sector de vehículos eléctricos que no se han utilizado en la medida de lo posible”, comenta el directivo.
Tamez añade que este ajuste formará parte de una revisión más amplio. “De ahora en adelante, podríamos seguir revisando nuestra base de activos para asegurarnos de que contabilicemos correctamente todos los activos que se utilizan actualmente, y aquellos que no tengan uso se amortizarán, ya que negociamos con nuestros clientes las compensaciones correspondientes”.
El enfriamiento del mercado eléctrico tiene varias explicaciones. Una de ellas es la eliminación de algunos estímulos para la compra de autos eléctricos en Estados Unidos, que había sido uno de los principales motores del crecimiento en los últimos años.
Además, los altos costos de los materiales —especialmente del litio y el níquel— han elevado el precio final de los vehículos eléctricos, dificultando su adopción masiva. En paralelo, los fabricantes enfrentan un desafío logístico: las redes de carga siguen siendo insuficientes incluso en los mercados más desarrollados.
Esta combinación de factores ha llevado a varios fabricantes a ralentizar la transición. Lo que antes se proyectaba como un cambio total hacia 2030 o 2035, hoy se percibe más como un proceso gradual y sujeto a condiciones de mercado.
Firmas como EV Volumes estiman que la participación global de los eléctricos en las ventas de autos nuevos crecerá a 42% en 2030 y a 64.1% en 2035, especialmente en regiones con políticas más agresivas de descarbonización. Pero en otras, como América del Norte, el ritmo se ha moderado.
Para Nemak, ese contexto ofrece tanto riesgos como oportunidades. La desaceleración de la electrificación abre espacio para reforzar su posición en motores tradicionales, al tiempo que mantiene capacidades tecnológicas listas para cuando el mercado retome impulso.
El ajuste también implica una reevaluación del uso de capital. La empresa busca optimizar sus operaciones para responder con flexibilidad a la evolución de la demanda, sin comprometer recursos en proyectos que podrían no materializarse a corto plazo.
La ruta eléctrica no se ha detenido, pero se ha enfriado. Y Nemak, pragmática ante la incertidumbre, ha decidido adaptarse al compás del mercado, equilibrando sus apuestas entre el presente de la combustión y el futuro —aún incierto— de la electromovilidad.