Un freno a la inversión
Pero la adopción de los vehículos eléctricos en Norteamérica fue más lenta de lo previsto. Actualmente, representan menos del 10% de las unidades vendidas en la región, lo que ha afectado a empresas que apostaron fuertemente por esta transición. Nemak no ha sido la excepción. Ante la reducción de pedidos, la empresa reportó pérdidas en el último año y ajustó su producción de carcasas para vehículos eléctricos. Como medida de contención, decidió posponer la apertura de nuevas instalaciones en México y Alemania.
“La compañía logró acuerdos comerciales con los clientes involucrados, los cuales compensarán sustancialmente las inversiones realizadas”, informó Nemak en un comunicado. Sin embargo, no detalló el monto de dichas compensaciones ni el impacto en sus planes a largo plazo.
Ahora, la incertidumbre sobre la política comercial de Trump ha llevado a los inversionistas a actuar con cautela. “Antes de desembolsar mayores capitales, ahora todos vamos a ir más con pies de plomo”, dice Gerardo Gómez, director de J.D. Power México. Según el experto, los flujos de inversión regresarán una vez que haya mayor estabilidad en la relación comercial entre México y Estados Unidos.
El freno en la adopción de vehículos eléctricos en Norteamérica contrasta con la dinámica de China, donde la industria se ha consolidado con una cadena de suministro completamente integrada. Empresas como CATL y BYD dominan la producción de baterías y se han convertido en proveedores clave para gigantes como Tesla, Mercedes-Benz y BMW.
Pese a este contexto, algunos líderes de la industria mantienen una visión optimista. Manuel Montoya, director del Clúster Automotriz de Nuevo León, considera que la construcción de una cadena de suministro para autos eléctricos trasciende las coyunturas geopolíticas, ya que las inversiones se hacen pensando en proyecciones futuras y la adopción de vehículos eléctricos, aunque aún incipiente en algunos mercados, no ha dejado de crecer.
Montoya destacó que en Nuevo León hay alrededor de 60 empresas que proveen componentes para la fábrica de Tesla en Austin, Texas. No obstante, reconoció que México aún carece de una producción local de baterías, un componente crítico para la consolidación de la industria.
“Tenemos empresas como Quanta (Computer), que fabrica los ‘cerebros’ para Tesla, pero no tenemos hoy una fabricación de baterías en México. Eso es algo que sí sería muy deseable que desarrolláramos”, detalla Montoya.
¿Vuelta en ‘U’?
Otros actores de la industria ven una oportunidad en los vehículos de combustión interna. Juan Francisco Torres Landa, socio de Hogan Lovells México, destacó que el país sigue siendo el séptimo mayor fabricante de automóviles en el mundo, lo que garantiza la continuidad de la inversión en este segmento.
Las ventas de autos eléctricos en México aún son reducidas, representando menos del 2% del total de vehículos comercializados en el país, según datos de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz. “Si la demanda de eléctricos se frena, la producción de autos de combustión interna podría fortalecerse en el corto plazo”, opina Torres Landa.
El especialista también advierte que los vehículos eléctricos podrían enfrentar un periodo de menor crecimiento si el mercado sigue castigando su desarrollo. Quizá “van a tener que esperar una nueva oportunidad”, dice.