Comprador directo
Desde marzo de 2024, la compañía funciona como usuario calificado participante del mercado: compra energía directamente al Cenace, gestiona sus propios riesgos y estructura su consumo sin depender de tarifas reguladas ni contratos convencionales.
“Nosotros ya no estamos conectados a la red de CFE, estamos directamente con el Cenace, ahí las tarifas son diferentes las del Cenace a las de CFE”, explica Martín Martínez, supervisor de operaciones eléctricas.
El ajuste exigió un rediseño profundo del sistema. “Antes comprábamos a CFE, pero se hizo un estudio de energía para cambiar la carga con el Cenace por el cambio de 115 a 230 volts, que es una (tensión) que ya maneja el Cenace y le dejamos de pagar a CFE, le pagamos directamente al Cenace, y es un poco más barata la energía con el Cenace”, añade.
La lista de empresas capaces de operar bajo este esquema es corta. Deacero abrió la ruta en 2017, Minera Media Luna se sumó en marzo pasado y ALEN Sostenible obtuvo su autorización en octubre. La figura obliga a tener un equipo interno especializado que monitorea precios horarios, evalúa coberturas y ajusta el portafolio energético día con día.
Un sistema eléctrico propio dentro de la mina
La otra pieza de la autosuficiencia es la planta fotovoltaica Plena Sol, inaugurada en junio pasado e instalada dentro del complejo. Con 8.5 megawatts de capacidad, abastece alrededor del 15% del consumo durante las horas de sol y funciona en modo aislado, es decir, no inyecta electricidad a la red nacional, sino que se integra directamente al circuito interno de Media Luna.
La inyección de la energía eléctrica se realiza de manera directa y es consumida por las instalaciones de la mina, pues no cuenta con sistemas de almacenamiento o baterías. Actualmente la planta cuenta con 15 paneles solares, 24 inversores y 8 mini subestaciones.
“La duración de la construcción (de la planta) duró casi año y medio. Y esto nos da relevancia como industria limpia para reducir la generación de gases contaminantes y eso es un plus que ahora tiene la mina”, dijo Martínez, durante una visita a la Minera Media Luna.
El supervisor también señaló que existe el análisis de poder ampliar la capacidad instalada de la central eléctrica, aunque todavía no se sabe en cuánto tiempo y en cuántos megawatts adicionales.
Una transición técnica en paralelo al cierre del tajo
La independencia energética coincidió con otra transición mayor: el cierre definitivo del tajo abierto que marcó la primera década del proyecto. “En la mejor etapa productiva, de esas 120,000 toneladas se podía tener una extracción de alrededor de 10,000 o 15,000 toneladas por día, aunque no toda con el mismo nivel de ley”, dice Luis Fernando Sánchez, miembro del equipo operativo.
El costo hizo inviable continuar. Aunque quedaba mineral, la ley promedio rondaba los 2.3 gramos por tonelada y la cantidad de material estéril necesario para acceder a él crecía cada año. “En junio terminamos lo que es el minado en tajo abierto y pasó a ser una empresa 100% subterránea. Ya no haremos actividad superficial”, afirmó.
Hoy, la operación bajo tierra depende de un suministro eléctrico estable para sostener ventilación, acarreo y bombeo. El complejo produce 10,500 toneladas diarias —7,500 de Media Luna y 3,000 de El Limón-Guajes— y proyecta un incremento.
“La meta es llegar a 12,500 toneladas por día para 2027”, explicó Eliot Carrillo, gerente de mina subterránea Media Luna. La expansión está condicionada a la entrada de Media Luna Norte y a mantener un sistema energético que garantice continuidad y certidumbre.
Ahora se iniciará con el proceso de remediación, que buscará adecuar el sitio a un estado muy similar al que tenía cuando se llegó a realizar actividades.