Oportunidades en ambos lados de la frontera
Monroy explicó que La Moderna produce alrededor de 300,000 toneladas de pasta al año, en un mercado nacional de aproximadamente 550,000.
“Seguimos enfocados en el mercado de la nostalgia, es decir, en los mexicanos que viven allá”, dijo. Al mismo tiempo, señaló que la marca también avanza entre consumidores no latinos. “Estamos logrando una buena penetración en el mercado de los estadounidenses, por así decirlo”.
En ese mercado, los macarrones, el espagueti y las pastas de arroz concentran la demanda. “Los americanos son, gracias a Dios, muy pasteros, les gusta mucho la pasta”, expresó. La ubicación en Dallas les permite operar con eficiencia logística. “Estamos en Texas, en Dallas, que es un punto central”, añadió.
En México, el patrón de consumo es más amplio y diversificado, y no solo por preferencia cultural sino por hábito de compra. El directivo explicó que “las sopas de letras, las pastas largas también muestran crecimiento, especialmente el espagueti”, una tendencia que se confirma en los datos de Kangar.
Casi todas las familias —el 99%— adquieren algún tipo de pasta a lo largo del año, con una periodicidad cercana a 25 compras y un gasto acumulado de 273 pesos para unos 11 kilos en promedio. Esa variedad también se expresa en la cesta: los hogares suelen alternar ocho tipos distintos en un año, aunque el grueso del volumen sigue concentrado en tres formatos que marcan la pauta del mercado —espagueti, con 30%; fideo, con 23%; y codito, con 15%.
Monroy asegura que la posición competitiva de la empresa se mantiene sólida. “Tenemos una competencia fuerte, competidores internacionales, marcas globales están en México”, reconoció Monroy. Aun así, la marca conserva el liderazgo en su categoría principal. “Somos líderes en pastas”, afirmó, con una participación estimada entre el 55 y 60%.
El liderazgo se extiende a otras líneas de negocio como harinas preparadas. En galletas, la empresa reconoce que aún no alcanza la misma posición. “En esa vamos a buscar el liderato pero ahí todavía no lo tenemos”, comentó.
Pese a operar en una industria madura, La Moderna anticipa un año positivo. “Vamos a cerrar con un crecimiento de un 4 o 5%”, estimó Monroy. En su evaluación, esa cifra representa un buen resultado para el sector. “Para nuestro sector es mucho, es una industria madura la de los alimentos”, señaló.
El desempeño se da en un contexto de consumo presionado, donde la demanda ha mostrado debilidad. “En años de incertidumbre la gente no tiene el mismo poder adquisitivo”, explicó el directivo al referirse al comportamiento del mercado durante el año.
Monroy también atribuyó parte del crecimiento a que el entorno fiscal se ha mantenido estable. “El hecho de que el gobierno no haya incrementado significativamente los impuestos ha ayudado”, afirmó.
"Enfáticamente lo desmiento"
En este contexto, Monroy busca capitalizar un mercado que combina madurez y expansión sostenida. Los ingresos por pasta alcanzarán 3,500 millones de dólares en 2025 y crecerán a un ritmo anual de 4.77% hacia 2030, con un gasto per cápita de 26.54 dólares ese mismo año.
Esa inercia también se percibe en los volúmenes: el sector prevé un ligero avance de 0.9% en 2026 que encamina al mercado global hacia los 1,500 millones de kilos en 2030, mientras el consumo por persona cerrará 2025 en 10.8 kilos, señal de que la base de compradores sigue siendo amplia y estable.
En medio de ese panorama, el directivo salió al paso de los rumores sobre un cierre o debilitamiento de operaciones. “Bendito sea Dios, no es cierto. Enfáticamente lo desmiento”, dijo.