En palabras de la presidenta Sheinbaum, Olinia quiere ser un “minivehículo”, de tamaño pequeño y ágil, con una velocidad de hasta 50 kilómetros por hora, enfocado a una “movilidad de barrio” y que estaría integrado por dos modelos principalmente: uno para pasajeros y otro para entregas de última milla o de trabajo.
Los especialistas del sector ven un área de oportunidad para Olinia al llegar a satisfacer una necesidad de movilidad diferente a la que se enfoca hoy la industria automotriz tradicional, pero con una serie de limitantes aún, acorde con la poca información que hasta el momento se conoce del proyecto.
“El nicho donde va a participar creo que es buena la idea, porque no va a reemplazar autos, sino que va a reemplazar a mototaxis, a la movilidad muy de barrio, llega para distancias pequeñas con capacidades muy pequeñas, son capacidades tan pequeñas que un carrito de estos no puede cruzar toda la Ciudad de México”, comenta Eric Ramírez, director para América Latina y el Caribe de Urban Science, en entrevista con Expansión.
Hasta ahora, la competencia y, al mismo tiempo, la oportunidad de Olinia parece estar en las motocicletas y scooters asiáticos, principalmente chinos, que han llegado con fuerza al territorio nacional en el último año, y que han abarrotado diversas áreas comerciales como el centro histórico de la Ciudad de México.
Con la legislación vigente, este tipo de vehículos pagan un arancel de entre 0 y 15% para su internación en el país, pero el porcentaje está próximo a elevarse a 35% a partir del 1 de enero del año entrante.
Las autoridades han dicho que el precio de Olinia oscilará entre los 90,000 y 150,000 pesos, y aunque éste aún no es oficial, los especialistas ya se cuestionan si el costo será lo suficientemente atractivo para llegar a suplir la demanda que hasta ahora se había inclinado con los vehículos “Made in China”, que sin las nuevas tarifas no llegaban a rebasar los 25,000 o 30,000 pesos.
“Si ese es el foco y si esa es la expectativa, está bien. Ahora, falta ver que gane tracción con los clientes porque, aunque parece atractivo un precio de 100,000 pesos, no sé cuánto inviertan ahorita las personas por ese tipo de movilidad. Yo no creo que inviertan más de 15,000 o 20,000 pesos por esa movilidad. Si le dices que ahora viene por 100,000 pesos, no sabría decir cuánta demanda habrá para comprar un primer Olinia”, expone Ramírez.
Además de que 2026 será un año decisivo para la propia creación y puesta en marcha de Olinia, en manos de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación, el Tecnológico Nacional de México, el Instituto Politécnico Nacional y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), desde el flanco regulatorio se observa otro de los retos.
Con la legislación tal y como está actualmente, Olinia, al tratarse de un “minivehículo”, podría emplacarse como una cuatrimoto, pero el mismo Roberto Capuano Tripp, coordinador del proyecto, ha dicho que esto sería inadecuado por la visión de movilidad que se tiene del mismo, pero por sus capacidades, tampoco podría matricularse como un vehículo convencional.
Ya que las intenciones del gobierno de México son que se trate de vehículos seguros, las autoridades ya están trabajando en toda la normativa en torno a Olinia, pero aún no hay una fecha exacta de cuándo podrían contarse con las nuevas regulaciones.
“Una de las primeras cosas que estamos haciendo en Olinia es definir normativamente qué es un minivehículo. Al crear la norma, estamos trabajando con la Secretaría de Economía para asegurarnos de que esta categoría, en la cual Olinia será un participante, pueda ofrecer las mejores condiciones de seguridad”, comentó Capuano en su última participación en la conferencia matutina presidencial.
La moneda aún está en el aire para Olinia, pues si bien, es claro que existe un área de oportunidad para el proyecto, qué tanto se aproveche dependerá de los pormenores y del robustecimiento de dicha iniciativa, que ya tiene una fecha de presentación oficial: junio de 2026.