Una imagen dice más que mil palabras. Si se observa una simple gráfica con la trayectoria de los precios de las casas y el salario en México, se puede comprender por qué cada vez les cuesta más a los mexicanos adquirir una vivienda.
La pandemia no fue de gran ayuda. En 2020, año inicial de la emergencia por COVID-19, los empleados que no perdieron su trabajo recibieron un ingreso 10.3% menor al que tenían antes, según el Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social.
Con la reapertura de las actividades económicas, el empleo se ha ido recuperando en el país, pero con salarios menores. Al contrario, la vivienda se encareció 23% entre 2018 y 2021, cuando alcanzó un precio promedio de 1 millón 372,000 pesos.
Tomando el salario promedio nacional de 2020, un trabajador mexicano tendría que destinar 4 años enteros de su sueldo intacto para adquirir su casa. Extrapolando datos, esto significa un año más de trabajo que en 2018, cuando la brecha entre ambos factores era más corta y la vivienda valía 23% menos.
Aun más, si los mexicanos tuvieran el mismo salario real que en 2005, tardarían solamente 3.72 años en comprar una casa al precio de 2021. Es decir, los trabajadores de esa época tenían más posibilidades que las nuevas generaciones para independizarse.
Esto explicaría por qué, en promedio, los mexicanos se mudan de la casa de sus padres hasta pasados los 28 años. En la Ciudad de México, donde los costos de la vivienda y las rentas promedio son más altos, esta edad se eleva hasta más allá de los 30 años, según una encuesta realizada en 2018 por Dada Room.