¿Compras pequeños lujos? Podría ser una señal de crisis económica
El “índice del lápiz labial” plantea que, en épocas de crisis, la gente prefiere consentirse con lujos pequeños y accesibles, como un labial, en lugar de gastar en productos caros.
El índice del lápiz labial es una teoría económica que relaciona el aumento en la venta de labiales con períodos de crisis económica.(Foto: iStock)
Expansión Digital
A muchas personas nos gusta darnos un pequeño gusto de vez en cuando: algo que deseamos, que mejora nuestro ánimo y que no compromete nuestras finanzas. Sin embargo, este tipo de consumo también puede ser reflejo de tiempos económicos difíciles.
A esto se le conoce como el índice del lápiz labial, un concepto popularizado en 2001 por Leonard Lauder, entonces director ejecutivo de la firma Estée Lauder, tras los atentados del 11 de septiembre en EU.
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¿Qué es el índice del lápiz labial?
Lauder observó que, durante las crisis, las ventas de labiales solían aumentar. Para él, esto no era necesariamente una buena noticia, sino un posible síntoma de recesión: cuando el dinero escasea, la gente opta por formas más económicas de consentirse.
“Cuando las ventas de labiales se disparan, la gente no suele gastar en vestidos”, dijo Lauder al Wall Street Journal. Aunque su teoría ha sido criticada por su enfoque de género, la idea ha perdurado: en tiempos de incertidumbre, muchas personas optan por lujos pequeños pero accesibles.
Leonard Lauder notó que tras el 11-S, en crisis, aumentaban ventas de labiales, señal de recesión.(Pixabay)
Los pequeño lujos en la pandemia
Eso sí, no siempre se cumple. Durante la pandemia de COVID-19, por ejemplo, el uso obligatorio de cubrebocas y el confinamiento redujeron el interés por los labiales, pese al contexto de crisis económica. En su lugar, surgieron otros pequeños placeres que ayudaron a sobrellevar el estrés y el encierro.
Desde casa, se volvió común invertir en rutinas de autocuidado: mascarillas faciales, aceites esenciales, velas aromáticas o productos para el cabello. También ganaron popularidad el café de especialidad, el pan artesanal, los chocolates y los kits para preparar cocteles, como una forma de convertir lo cotidiano en una experiencia placentera.
Además, muchos buscaron mejorar su entorno con plantas, decoración sencilla, lámparas, cojines o mantas, especialmente en espacios visibles durante videollamadas.
El entretenimiento también se volvió una prioridad: aumentaron las suscripciones a plataformas de streaming, audiolibros, cursos en línea y videojuegos. Incluso los gadgets accesibles —como audífonos inalámbricos, aros de luz o micrófonos— se convirtieron en parte de estos “lujos prácticos”.
Según un análisis de McKinsey & Company, este tipo de consumo demuestra cómo, incluso en medio de la adversidad, la gente busca formas de cuidarse, adaptarse y mantener el ánimo sin afectar demasiado su economía.
Para 2025, ante el miedo a una recesión global, surge la duda sobre qué “pequeños lujos” marcarán estos tiempos difíciles. (Ramón Ruiz Sampaio)
El fantasma de la recesión en 2025
Para 2025, el fantasma de una nueva crisis económica vuelve a asomarse, tanto en México como a nivel global. Las tensiones comerciales impulsadas por la política arancelaria de Donald Trump, los conflictos en Medio Oriente y la persistente guerra entre Rusia y Ucrania han sacudido los mercados.
Ante una posible recesión, queda por ver si —como predijo Lauder— los lápices labiales volverán a brillar como símbolo de resistencia emocional, o si serán otros los “pequeños lujos” con los que las personas intenten hacer frente a la incertidumbre.
Cabe aclarar que el índice del lápiz labial no es una ley económica, sino un concepto que ha ganado terreno por su capacidad de adaptarse a distintos contextos. No predice recesiones, pero ofrece una lectura curiosa sobre cómo consumimos en tiempos difíciles.
Lo cierto es que, ante los altibajos económicos, las personas buscan formas de gastar menos sin renunciar por completo a su bienestar o estilo de vida, y en ese intento, los pequeños placeres se vuelven protagonistas.