Predecir el futuro es imposible, nadie sabe con certeza los efectos que tendrán algunos sucesos y aunque la incertidumbre siempre está presente, esta aumenta (sobre todo en el mercado) con algunos eventos de gran importancia, como las transiciones políticas, algo que vivió México en 2018 con la llegada a la presidencia de Andrés Manuel López Obrador.
El primer año de AMLO, el mejor para el peso en un inicio de sexenio
La moneda de un país es un indicador de la confianza (o falta de ella) de los inversionistas. A mediados de 2018, un par de semanas antes de las elecciones, el peso se acercaba a las 20.9 unidades por dólar, cerca de su peor nivel en la historia (21.93). La expectativa de que sucediera un cambio de partido en la presidencia y de que este fuera desordenado tenía en vilo al mercado.
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Nada pasó, la moneda se recuperó y un año después de la transición, el peso se ha apreciado 4.4% al pasar de 20.45 a 19.55 unidades por dólar. Se trata del mejor desempeño para la moneda mexicana en un inicio de sexenio desde 1994, cuando comenzó a moverse bajo libre flotación (sin intervención del gobierno).
Si bien, “el mercado de divisas es apolítico, lo que da la seguridad es que haya un proceso de transición pacífico, lo que ayudó a la apreciación del peso”, comenta Alfonso Esparza, analista de OANDA, firma de datos y negociación de divisas.
Otro de los factores que impulsó a la moneda fue la firma del tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), un tema que estuvo afectando al peso desde principios de 2017, cuando Donald Trump llegó a la presidencia de Estados Unidos.
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Ahora, el peso está a la espera de la ratificación del tratado por cada uno de los países. México es el único de los tres que lo ha ratificado, pero los analistas están optimistas de que Estados Unidos y Canadá hagan lo mismo antes de que concluya 2019. “De haber avances significativos en los próximos días, es probable que el peso mexicano muestre una recuperación”, señala Gabriela Siller, directora de Análisis Económico-Financiero de banco Base.
El peso también está bajo presión por las protestas de los países latinoamericanos -como Chile, Ecuador y Colombia-. Si bien, México no tiene una relación comercial tan fuerte -como con Estados Unidos- la moneda podría depreciarse, ya que es una de las más líquidas (que se vende y compra fácilmente) y opera las 24 horas, “por lo que es empleada para cubrir riesgos en otros países latinoamericanos”, explica Siller.
Entre los factores internos que pueden tener un efecto en la moneda están los datos económicos, señala Esparza. La economía mexicana entró en recesión técnica (dos trimestres consecutivos de caídas), pero continúa siendo un país atractivo para la inversión debido a la estabilidad política que tiene, dice el especialista, lo que mantiene a la moneda en los niveles actuales.